Los edificios gallegos, ante el desafío de mejorar su eficiencia energética

M. M. REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

La Voz

Las comunidades asumen la obligación de rehabilitar sus inmuebles

20 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La mayoría de los edificios construidos en Galicia suspenden en materia energética. Lo subraya el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) y lo confirma el Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia: ocho de cada diez no son eficientes. El Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, de la mano de los fondos europeos Next Generation, se ha marcado como objetivo impulsar la reforma del parque inmobiliario. En Galicia, la Xunta coordina las ayudas vinculadas a la renovación de los inmuebles a través del Instituto Galego de Vivenda e Solo (IGVS). Los planes de descarbonización y los acuerdos provisionales adoptados en Europa van en la misma dirección, de forma que la reducción del consumo energético del parque de viviendas está pasando de ser una opción a una obligación.

La necesidad de impulsar políticas que favorezcan la eficiencia energética de los edificios fue el eje de un encuentro informativo organizado por La Voz, con la colaboración de BBVA, en el que participaron María José Paniagua, jefa del Servizo de Calidade del Instituto Galego de Vivenda e Solo; Mark Eaves, director de Financiación de Comunidades de Propietarios de BBVA en España; Coral Souto, gerente de Seingenia; y Brais Ocampo, administrador de comunidades de Monere.

En Galicia, el punto de partida es claro: el parque de viviendas está envejecido. Paniagua apuntó que «el 50 % de las viviendas están construidas con anterioridad a 1980, sin el amparo de una normativa térmica. Podemos decir que esos edificios no tienen aislamiento térmico». En su repaso por el mapa inmobiliario gallego sumó otras cifras. Entre otras, que solo el 10 % de los edificios actuales cuentan con unos requerimientos «aceptables» de eficiencia energética.

Sin emisiones contaminantes

La rehabilitación energética camina de la mano de los objetivos de descarbonización marcados por la Unión Europea. Eaves recordó que «se han fijado unos propósitos hasta el 2050, estamos a 25 años de ese reto que nos permitirá que la economía funcione sin emisiones contaminantes». Entre los factores que enumeró a la hora de valorar el impacto de la eficiencia en las viviendas se encuentra el ahorro, el menor consumo, el confort y el retorno económico, porque «rehabilitando nuestro edificio conseguiremos que el inmueble se revalorice». Para BBVA, prosiguió, «hay un potencial enorme de rehabilitación, el parque de viviendas de España es uno de los más obsoletos de Europa».

En la construcción ya existente es donde reside «un elevadísimo margen de mejora», indicó Souto, que se fijó en el aislamiento térmico y en el capítulo de las instalaciones: bombas de calor, infraestructuras de recarga de vehículos eléctricos o el autoconsumo con energía fotovoltaica. Al capítulo económico aludió Ocampo, al señalar que «la mejora de la eficiencia en edificios pequeños es mucho más complicada que en edificios grandes. Las ayudas tienen unos límites en función del nivel y esos se quedan con ayudas por debajo del 40 %».

La financiación bancaria y las ayudas, imprescindibles para sufragar las obras

«La inversión económica en eficiencia energética se recupera siempre». Así de contundente se manifestó la portavoz del IGVS. Sin las ayudas existentes, las ventajas fiscales y la financiación, explicó, «sería imposible abordar las obras para renovar las viviendas». Una vez se ejecutan los trabajos, emergen las ventajas. En su intervención se refirió al confort, la reducción del gasto, la descarbonización y la regeneración de las ciudades. Entidades como BBVA juegan un papel clave en el proceso de financiación. En ese sentido, Eaves aseguró que «hay que abanderar esos proyectos, a través de los responsables de fincas, y proponer los trabajos dentro de las comunidades». Por su parte, indicó, «tenemos claro que debemos ayudar en esta transición con productos flexibles, con plazo largo, que ayuden a esperar a esa subvención y que, cuando lleguen, tengan un coste cero de cancelación». Desde Seingenia, su gerente incidió en la complejidad del proceso al recordar que «cuando llegamos a las comunidades tenemos un año de tareas. Esto requiere de financiación y de subvenciones porque las inversiones son muy gordas». En 15 años —subrayó— «no había visto ayudas similares a estas, ojalá que no las paren». Ocampo concluyó asegurando que «hoy por hoy se dan las circunstancias perfectas porque hay ayudas de la Administración y la banca está implicada. Lo que recomiendo, claramente, es apostar por actuaciones de eficiencia energética».

La «exitosa» convocatoria de los fondos europeos Next Generation

En Galicia, el Instituto Galego de Vivenda e Solo es el encargado de gestionar cuatro líneas de ayudas de los fondos Next Generation destinadas a mejorar la eficiencia energética de las viviendas. «Las que tenemos ahora activas —detalló Paniagua— están pensadas para edificios de viviendas comunitarias». En mayo, previsiblemente, saldrá la convocatoria de las ayudas para mejoras en viviendas, para rehabilitación de edificios, así como las relacionadas con la documentación previa. Sobre su acogida, la jefa de Servizo de Calidade del IGVS indicó que «las podemos calificar de exitosas. Hemos tenido 9.000 solicitudes entre el 2021 y el 2023. Fueron concedidas más de 4.000, por un importe de 101 millones de euros, que han servido para rehabilitar 11.000 viviendas». Unas cifras a las que hay que añadir los 36 millones de euros repartidos por la Xunta para mejoras en eficiencia energética en casi 30 ayuntamientos.

En este contexto, el director de Financiación de Comunidades de Propietarios de BBVA insistió en señalar la idoneidad del momento actual para encarar un proyecto de esta envergadura. «Las ayudas pueden alcanzar el 80 % del coste de la reforma y a eso hay que sumar deducciones fiscales de hasta el 60 %». Eaves se refirió al caso francés al explicar que el país galo ha impulsado un profundo plan. Así, en el 2025 prohibirá el alquiler de las viviendas calificadas como «indignas» desde el punto de vista energético. A la hora de afrontar una rehabilitación —cambio de fachada, tejado, ventanas e iluminación— la reducción del consumo energético alcanzaría el 30 % en el caso de una comunidad de propietarios de ocho viviendas. La subvención, amplió, podría llegar al 65 % y la calificación del inmueble pasaría de la letra E a la D.

Planificación

Ocampo recomendó a las comunidades «que intenten planificar el proyecto con tiempo suficiente», porque «plantear estas obras sin ayudas ni financiación es muy difícil». Las inversiones en eficiencia optimizan el consumo de los hogares, pero también «reducen la dependencia energética, mejoran la calidad del aire y aportan confort», subrayó la gerente de Seingenia.