Recuerdos del Santiago estudiantil de los 70 y del movimiento vecinal del 2000 con Manolo Portas

Irene Martín SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO

Benito Baliño, Chelo y Toya Vázquez Rozas (cuñada y esposa de Manuel Portas), el homenajeado, Goretti Sanmartín, Mercedes Rosón, Roberto Rodríguez Carballada (actual director del IES Xelmírez I), Isabel Blanco Arnejo y Marcos Vázquez Rozas.
Benito Baliño, Chelo y Toya Vázquez Rozas (cuñada y esposa de Manuel Portas), el homenajeado, Goretti Sanmartín, Mercedes Rosón, Roberto Rodríguez Carballada (actual director del IES Xelmírez I), Isabel Blanco Arnejo y Marcos Vázquez Rozas. Cedida

Un amplio espectro de la sociedad compostelana hizo memoria con el exdirector del IES Xelmírez I y exconcejal

13 may 2024 . Actualizado a las 13:08 h.

Filosofía, Periodismo y Filología. Son las tres ramas del saber que albergó el edificio universitario de Mazarelos, donde a finales de los años setenta se conocieron Manuel Portas Fernández y Victoria Vázquez Rozas (Toya). Quién les diría a los jóvenes estudiantes que estaban iniciando una historia de amor, no solo con la filología, que duraría toda una vida. El homenaje que la comunidad educativa y Santiago, ciudad que acabó haciendo suya, tributaron la semana pasada a Portas también trajo al presente la memoria de aquellos años universitarios: aquel piso franco en la calle Santiago de Chile, las cintas cassette de Fuxan os Ventos a todas horas, los apuntes desordenados por el salón y el café a las cuatro de la mañana... además de tantas salidas nocturnas en una urbe en creciente ebullición, donde se juntaban los albores de la democracia y los amaneceres estudiantiles. Toya, y sus compañeros de promoción, bien recordarán aquellas cantatas en O Porrón, una destartalada taberna que estaba cerca de la iglesia de As Ánimas, y Manolo entonando con voz gorda «Bota carne no pote, Marianiña!». Ya apuntaba maneras el que habría de convertirse en un joven profesor de Gallego en el histórico instituto Xelmírez, novelista y concejal de gobierno en Raxoi. En la cena posterior al acto que se celebró en el centro educativo coincidieron en una mesa líderes vecinales que ponderaban su faceta como edil inquieto e innovador, a la sazón impulsor del Consello de Relacións Veciñais. Los recuerdos de aquella etapa en el arranque del milenio brotaban con entusiasmo de las gargantas de Agustín Pena, Cruz Vázquez y Xaquín Mato, compartiendo mantel con Miguel Vilariño, el funcionario que acompañó a Portas en aquella exitosa peripecia de asociacionismo local. La citada mesa vecinal sirvió también para recordar a otros empleados municipales de largo recorrido, como Maquieira o Armando Güimil (recientemente fallecido), ambos muy vinculados a las fiestas de Santiago. Los directores de otros institutos, antiguos alumnos, compañeros del centro, amistades y familia se repartían por el resto del comedor durante una velada entrañable y nostálgica. No pudo asistir su hija, Irene, pero sí vino su hijo, Manuel. El tronco se hizo fuerte y añejo.