El Pazo vivió una de esas tardes a las que no nos tiene acostumbrados el Club Baloncesto Breogán. Un partido que todo entrenador desea, donde sale todo rodado y donde hubo una gran diferencia en todas las facetas del juego entre ambos conjuntos.
Ya desde los minutos iniciales se vió a un Breogán más entonado. Sergi García con mucha confianza para anotar desde acciones de bloqueo directo y por fin, Toni Nakic tuvo su día en el lanzamiento exterior para ayudar al equipo a encadenar las primeras ventajas.
Estaba claro que un equipo como Tenerife, con un grupo de jugadores de mucha calidad, iba reaccionar. Pero cuando empezaban a coger ritmo en el segundo cuarto, llegó la lesión de Shermadini, un jugador básico en su juego, no sólo por lo que aporta él si no por los espacios que abre para otros jugadores. El Breogán sólo tuvo unos momentos de duda y fue en el final del segundo cuarto, cuando estuvo algunos minutos sin anotar y permitió a los isleños llegar con una corta desventaja al descanso.
Pero el equipo de Veljko Mrsic fue un vendaval en la segunda parte, con una defensa de muy alto nivel, cerrado las canastas fáciles bajo su propio aro y también favorecido por el gran desacierto tinerfeño, con unos porcentajes muy lejanos de su nivel habitual.
En cambio los lucenses gozaron de uno de los días más lúcidos del curso, compartiendo muy bien el balón hasta encontrar cortes o tiros cómodos y con muchos jugadores aportando en el apartado anotador. Hoy me gustaría destacar la figura de Justin Robinson, que creo que con su llegada ha traído orden, frescura y verticalidad en el uno contra uno, características que le venían muy bien a este equipo.
No está la tarea terminada, aunque muy bien encaminada. Quedan dos jornadas, la primera de ellas de nuevo en el Pazo, ante Andorra, con una oportunidad para cerrar, con final feliz, una temporada complicada. ¡Vamos a por ello!