Invasión de moscas en Tomiño: «Nos planteamos cerrar el negocio si esto no se arregla»

Monica Torres
mónica torres TOMIÑO / LA VOZ

TOMIÑO

Sonia Rodríguez, vecina de Tomiño, muestra una de las cintas adhesivas que ha colocado en su negocio, completamente llena de moscas
Sonia Rodríguez, vecina de Tomiño, muestra una de las cintas adhesivas que ha colocado en su negocio, completamente llena de moscas Mónica Torres

La plaga en municipio es cada vez peor, aseguran los vecinos

27 abr 2024 . Actualizado a las 01:33 h.

«Infierno, pesadilla, sinvivir, tortura...». Los vecinos de Carregal, en Tomiño, ya no saben cómo hacer frente a la plaga de moscas. Hay quienes se están pensando irse de esta parroquia al no conseguir deshacerse de ellas. «Cogimos el bar en diciembre, pero ya nos tenemos que plantear el cierre si esto no se arregla», explica Sonia Rodríguez Troncoso. Su familia también padece el problema en casa, pero la situación se complica aún más en el trabajo porque los insectos son incompatibles con la gerencia de un bar.

«Al principio todo iba bien, pero nuestro problema son las moscas, está todo lleno y estamos cansados y agobiados», apunta Sonia, que, al igual que otros lugareños, muestra cómo llenan varios recogedores al día barriendo el suelo. «Cada vez va a más y desde el lunes esto es inaguantable. Hay gente que viene y, al ver las moscas, ya se va», apunta Sonia, visiblemente impotente. «Todo Carregal tiene el mismo problema, nadie nos dice el motivo pero lo que está claro es que no es normal ni sano». «Es el cuarto año que pasa, pero nunca llegamos a este nivel. No podemos abrir la casa en ningún momento del día y, ni con mosquiteras o espráis».

«Es una situación muy estresante», relata Inés Romero. «Hay miles de moscas, a todas horas: de día no nos dejan vivir y de noche no nos dejan dormir», dice. Sostiene que «la plaga comenzó en el año 2020 y cada vez va a peor». Se repite cada verano en cuanto empieza el verano pero este es con diferencia, el peor año. Vivimos en un infierno de moscas», sostiene mientras su hija Laura, que recoge cientos de ellas en la piscina asegura que «hasta se enroscan en el pelo».

Mónica Torres

Juan y su mujer se trasladaron a Carregal el año pasado. Vinieron a Galicia por motivos laborales y tras vivir un año en Ponteareas decidieron fijar su residencia en Tomiño cuando encontraron su casa ideal. «Mi vecina me avisó de que íbamos a tener un problema con las moscas, pero nunca te imaginas esto. En el verano pasado ya fue horrible, pero ahora es que es raro que no te comas una mosca cada vez que abres la boca», afirma.

Todos hablan de «invasión» y apuntan trucos para el día a día, aunque ninguno les soluciona el problema. «Para acostarnos, hemos de llenar la habitación de espray y, en cuanto mueren, encerrarnos dentro. Si abrimos la puerta, nos invaden», insisten. No se atreven a aventurar las causas, pero dejan caer que coincide con momentos en los que se echa algún tipo de fertilizante en fincas del entorno. En redes sociales, decenas de vecinos comparten su frustración. El Concello constituyó en abril del año pasado una mesa de trabajo «para garantir a convivencia entre o desenvolvemento do sector do agro e os veciños» a raíz de la proliferación de las moscas y busca explicaciones con la Universidad.