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De Enoviaxe por tierras chilenas

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

AGRICULTURA

Martina Miser

Martín Códax inaugura la temporada de enoturismo con una jornada en la que el sumiller Aurelio Vázquez explicó los vinos del país andino

27 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Chile es el principal productor de vinos en el hemisferio sur y, además, el cuarto país del mundo que más vino exporta, según los datos de la Organización Internacional de la Viña y el Vino. Y Chile fue el protagonista del primero de los Enoviaxes de Códax, un programa de enoturismo que nació «para poner en valor la cultura del vino y tratar de romper fronteras», resumió el sumiller de la bodega Javier Paadín. Aurelio Vázquez, propietario del restaurante Casa Aurelio y reconocido sumiller, fue el encargado de guiar a los presentes en una cata sobre los vinos que se elaboran en el país andino.

Lo primero que Vázquez destacó es que Chile es un país peculiar, de solo cien kilómetros de ancho pero con más de cuatro mil de largo, «lo que implica que hay gran variedad de suelos y climas diferentes», aseguró. Lo segundo es que a este país no llegó la filoxera, de ahí que las cepas estén plantadas directamente sobre el terreno. «El vino llegó con los conquistadores españoles y era una producción para consumo interno», aseguró Vázquez. En el año 1594 se producían 1,6 millones de litros. Cuando el país alcanza la independencia, las variedades de uva españoles comienzan a sustituirse por las francesas. Pero no es hasta finales de los años 80 que la industria vitícola chilena comienza a despuntar y protagoniza «una evolución tremenda, pasan de una elaboración más artesana a otra más empresarial», añadió Vázquez. Cuentan con un sistema de denominaciones de origen, que divide al país en seis regiones productoras, cada una con sus correspondientes subzonas. Son Atacama, Coquimbo, Aconcagua, Valle Central, Región del Sur y Región Austral.

El pasado año, el país andino produjo 12,4 millones de hectolitros, siendo el 70 % de ellos vinos tintos, frente a un 30 % de blancos. «Es un concepto de vino diferente al europeo. A pesar de ser vinos con una buena acidez no son demasiado frescos, les dejan un punto dulce al final», explicó Vázquez. La cata comenzó con un sauvignon blanc del 2019 que fue elaborado en el Valle Central. «Es un vino corto, con buena acidez y notas cítricas», valoró el sumiller. Le siguió un Chardonnay del valle de Casablanca, «con aromas de pera y fruta madura, que en boca es más redondo», añadió.

Pero fueron, sin duda, los tintos los que más destacaron. Carmenere es una variedad de uva francesa que apenas se conserva en el resto del mundo por culpa de la filoxera. Pero como esta plaga no llegó a Chile la han convirtieron en una de sus variedades estrella. «Es la uva más representativa de Chile porque no la hay en casi ningún lado», explicó el sumiller. El vino elaborado en el valle de Rappel con ella, «tienen aromas de pimiento y notas de tomate», aseguró. Cató también un cabernet sauvignon, «que tiene una nariz expresiva con frutas rojas y que en boca es muy tánico». Y un plurivarietal elaborado con ocho variedades diferentes de uvas con porcentajes muy dispares que fue uno de los que más gustó a los presentes. «El estilo que las bodegas chilenas están buscando en los últimos años es mucho más europeo, están haciendo vinos muy interesantes, sobre todo al norte y al sur del país, donde hay temperaturas más extremas», concluyó.