Victoria en el barro de un Deportivo líder

Breogán Blanco

TORRE DE MARATHÓN

OSKAR MATXIN EDESA

04 may 2024 . Actualizado a las 20:47 h.

Tras un varapalo, el aficionado aguarda una respuesta positiva de su equipo, aunque todo parecía indicar que las condiciones no eran las idóneas para el Deportivo esta vez: un rival con el descenso en juego, una superficie en un estado difícil debido a las intensas lluvias y una propuesta de ataque sobre su referencia, con duelos constantes.

Imanol Idiakez siguió firme en su sistema: 1-4-2-3-1 con Jaime por José Ángel Jurado (sancionado), consciente de la propuesta vizcaína. El plan de partido parecía claro, llevar el centro del juego a los perfiles para transitar o acabar en centro lateral: siete en los primeros 15 minutos de partido. Me gustó el inicio, sin arrugarse en las disputas y presión alta, fiel a su identidad pese a la responsabilidad del liderato.

El cuadro local visitaba el área de Germán Parreño en fase ofensiva cuando bajaba la intensidad del cuadro blanquiazul y cortaba con faltas cualquier tipo de avance coruñés. He de reconocer que los jugadores interiorizaron a la perfección las variables que evoca un partido como este, aunque seguramente las características de algunos no se vieron potenciadas al máximo.

El partido avanzaba y todo parecía indicar que se resolvería en un detalle, como suele pasar en la mayoría de los partidos decisivos y, aunque no sirva de excusa, cambiar el planteamiento a un bloque bajo en defensa para buscar espacios en transición no parecía viable con un rival que persigue el área rápidamente. Jugando a entrenador, puede que jugar uno de esos pequeños partidos dentro de los 90 minutos con unas líneas más hundidas habría sido una buena opción durante algún tramo, y observar la respuesta de un Sestao cada vez menos contemplativo. No fue el caso, y el Dépor se perdía en conducciones olvidando las premisas con las que había salido del vestuario, hasta que los dos jugadores más diferenciales del equipo se inventaron una jugada que acabó en penalti sobre el 10 y gol del 7.

Llegó el momento de ese mini partido reclamado, con un sólido conjunto blanquiazul y un cuadro verdinegro desesperado. Decía Truman Capote que «el fracaso es el condimento que le da sabor al éxito». En A Coruña tenemos aderezo suficiente. Uno menos.