Líderes para tiempos confusos

La Voz

A MARIÑA

El socialista Besteiro y el popular Barreiro preparan a sus partidos para un confuso escenario económico y urbanístico

25 may 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Un fantasma recorre la provincia lucense. No es, no, el de la revolución, que no son estos tiempos de manifiestos comunistas; es, sí, un fantasma adscrito al marxismo de Groucho , el que impone el absurdo en el teatro político-urbanístico lucense. Desde A Mariña a la capital, hay lucenses que se sienten víctimas de la ineficacia político-institucional, que ven con pasmo cómo sus pisos, bendecidos por licencias municipales, son considerados ilegales por los jueces, cómo la esperada asignación de viviendas sociales se convierte en una pesadilla; asisten a la interminable tramitación de planes de urbanismo que condicionan su presente y su futuro. Y todo con la sensación de que la clase política ha hecho suya la frase del cómico: «¿Pagar la cuenta?...¡Qué costumbre tan absurda!

Las urnas asoman ya en el panorama electoral y en el escenario político los actores miden sus pasos con cuidado, tanto ante el público como en los camerinos de sus respectivos partidos. El PP lucense, bajo la batuta de José Manuel Barreiro , se prepara para unas elecciones que constituyen para este partido una reválida tan difícil como decisiva. Barreiro está dispuesto incluso a probar cambios en las estructuras de su organización. Madura la idea de crear un nivel comarcal, hasta ahora inexistente en el PP lucense, con el fin de conseguir más proximidad a los ciudadanos y mayor capacidad de respuesta ante los problemas que superan el ámbito local y no alcanzan el provincial.

Barreiro es una presencia constante en la provincia, consciente de que las elecciones autonómicas condicionarán su futuro político. Cuando no está en Madrid, para atender sus obligaciones como senador, recorre la geografía lucense de punta a punta tratando de dar consistencia y coherencia a un partido que durante años modeló a su medida Francisco Cacharro .

El presidente provincial del partido sabe que corren tiempos difíciles y que el PP, si supera sus crisis nacional y se dota en Lugo de los medios necesarios, puede rentabilizar los notables conflictos relacionados con la vivienda y el urbanismo que han estallado en las manos de socialistas y nacionalistas y que complican aún más los generados por la desaceleración/crisis económica.

En la capital, los hombres de Barreiro, pilotados por Joaquín García Díez , parecen dispuestos a hacerse cargo de la factura de la aprobación del Plan General de Ordenación Municipal. Tras diez años de trámites, aún se prevé su aprobación en octubre. Y será el PP el que, si nada se tuerce, dé al socialista López Orozco el apoyo que necesita para aprobar el plan. Es la teoría del mal menor aplicada al urbanismo.

En la ciudad amurallada son días de protestas y manifestaciones vecinales por la asignación de viviendas sociales, dependientes de la Consellería de Vivenda, en el barrio de A Ponte. El baremo de puntuación lo fijó el PP, lo aplicó el Concello (PSOE) y Vivenda (BNG) las adjudicará y entregará. El considerable número de familias gitanas que figuran en la lista de adjudicatarios causa preocupación en el barrio. Los tres partidos políticos necesitan apagar cuanto antes un fuego en el que pueden quemarse; el asunto es altamente inflamable y los actores políticos ejercen de bomberos. Así lo han visto también en Viveiro, donde juntos adquirieron el compromiso de respaldar a los propietarios de los pisos de Lodeiro sobre los que pesa una orden de derribo dictada por el TSXG. En A Mariña, donde tienen propiedades numerosos residentes en la capital, se viven con sorpresa y preocupación muchas de las decisiones urbanísticas adoptadas desde de distintas instituciones.

El alcalde de Lugo, José López Orozco (PSOE), prepara una remodelación de su gobierno, mientras desde la Diputación se proyecta sobre la provincia la cada día más alargada sombra de su presidente, José Ramón Gómez Besteiro . El todopoderoso José Blanco mueve los hilos socialistas desde Madrid y observa cómo crece políticamente Besteiro, el alumno del alcalde filósofo que ya vuela sólo y pica alto. Besteiro y Barreiro, dos líderes políticos para tiempos confusos, muy confusos en lo económico y lo urbanístico. Los dos libran una dura batalla mediática. Barreiro no es marxista; Besteiro es la rama católica del PSOE lucense, pero ambos saben cuánto hay de verdad en la afirmación atribuida al otro Marx, a Groucho: «¿A quién va usted a creer? ¿A mí, o a sus propios ojos?».