La madre de una niña de catorce años recién cumplidos ha denunciado ante la Guardia Civil que un supermercado de Ribadeo habría vendido presuntamente bebidas alcohólicas a su hija. La acusación se basa en el testimonio de la menor, quien confesó a la progenitora que las había comprado con otras cuatro amigas, de entre doce y catorce años. El caso ha sido puesto en conocimiento de la delegación provincial de la Consellería de Sanidade.
Se da la circunstancia de que la denunciante regenta un conocido establecimiento hostelero de Ribadeo. De acuerdo con la denuncia, la madre de la adolescente acudió al cuartel ribadense de la Guardia Civil anteayer, pasadas las diez de la noche. Tras identificarse, manifestó haber encontrado en el armario de la habitación de su hija «una botella mediada de Vodka Eristoff y un litro de vino de mesa». Añadió que tras interrogar a la menor, la niña había asegurado que las bebidas alcohólicas las había comprado en un supermercado situado en la misma calle donde ella regenta desde hace años un local hostelero. La denunciante agregó que otras menores de edades similares a su hija habían adquirido bebidas alcohólicas en el mismo supermercado, aunque dijo desconocer si sus padres habían puesto en conocimiento de las autoridades lo ocurrido.
De acuerdo con las declaraciones de la madre, sospechó que algo anómalo había sucedido cuando al llegar al domicilio familiar encontró restos de vómitos en el cuarto de baño. Preocupada, registró la vivienda y localizó tras un armario la botella de vodka y la de vino de mesa. Acto seguido le preguntó a la menor, quien en un primer momento negó que fuesen suyas y dijo desconocer su procedencia. Posteriormente admitió haberlas comprado junto a otras cuatro amigas y, según denunció su madre, también identificó al supermercado donde se las habían vendido.
La progenitora explica que denunció lo ocurrido con intención de que el resto de padres y madres de menores de edad tengan constancia de que esas situaciones se están dando en Ribadeo. «Es una vergüenza que alguien pueda vender bebidas alcohólicas a menores, pero aún más si estamos hablando de niñas de doce años, que son unas crías», declaró a este diario. Como profesional de la hostelería, su trabajo la obliga a permanecer muchas horas al día tras la barra del establecimiento que regenta, lo cual le impide estar pendiente de su hija todo el tiempo que quisiera.
Insiste la denunciante en que al poner los hechos en conocimiento de las autoridades «no busco nada en especial, solo que la gente se conciencie de que aún siguen pasando cosas como esta». Y, a modo de reflexión, añade: «Necesitamos confiar en la sociedad, en que se vele por la seguridad de los más pequeños, y cosas como las que le han sucedido a mi hija y a sus amigas no se pueden permitir», subrayó.