Con la crisis, real y también psicológica, en boca de todos, el mercado inmobiliario atraviesa un momento difícil, el peor en mucho tiempo, que ha llegado justo después de varios años de bonanza. Las inmobiliarias de A Mariña, que constatan la caída del negocio, «aunque algo sí se vende», reconocen, fijan ya sus expectativas en estos días del puente de San José y, sobre todo, en las vacaciones de Semana Santa.
Las empresas esperan que la llegada de turistas sirva de estímulo para un sector que atraviesa por horas bajas. La demanda ha caído mucho en los últimos meses; y las consultas también se han reducido, tanto por teléfono como a través de las páginas web de las compañías. No obstante, señalan fuentes consultadas, hay todavía un buen número de personas que se interesa por la posibilidad de adquirir una vivienda destinada a segunda residencia en alguna población de la costa lucense.
Entre quienes sí preguntan, un nutrido grupo lo hacen con la creencia de que los precios también hayan bajado en estos meses. «Buscan oportunidades», afirma algún empresario. En todo caso, con el mercado comarcal bastante parado, la única esperanza reside ahora en los compradores foráneos. «A Mariña sigue siendo un lugar muy atractivo, con muchos alicientes para quienes vienen de fuera y antes o después las cosas van a ir mejorando», sostiene un promotor que opera en la zona.
Más desconfianza
Si algo ha cambiado desde los todavía recientes tiempos del bum inmobiliario de la comarca mariñana es la relación entre compradores y vendedores, como consecuencia directa del drástico recorte en la concesión de créditos hipotecarios por parte de las entidades bancarias. Antes, a los potenciales compradores de una vivienda les bastaba con conocer la información básica del inmueble, que no les importaba adquirir sobre plano, «incluso sin saber exactamente dónde se encuentra».
En la actualidad, quieren asegurarse de que todo esté en regla y desean ver la edificación antes de dar el sí. Casos como el de Lodeiro, con una demanda judicial que los propietarios no conocieron hasta varios años después de formalizar la compra, también contribuyen a que la gente esté más alerta. En cualquier caso, las inmobiliarias de la comarca prestan un servicio con garantías para sus clientes.