La puesta en marcha de la ampliación de Ence está ocasionando más críticas entre los vecinos de Navia, que desde el mes de enero sufren un aumento importante de los ruidos y del mal olor. Dicen que hay noches en las que no pueden ni dormir debido al excesivo ruido que generan las máquinas de la empresa de celulosa, y por eso han pedido explicaciones a la empresa. Los más afectados son los cerca de 600 vecinos que residen cerca de la Papelera, en la parroquia de Talarén. Un grupo de ellos mantuvieron el pasado viernes una reunión con técnicos de la empresa en la que transmitieron estas protestas y pidieron explicaciones. «Ellos reconocen el problema y nos han dicho que se solucionará en los próximos días», comenta Mercedes García, la presidenta de la Asociación de vecinos de Talarén. La empresa ha explicado a los vecinos que la contaminación acústica se produjo por un fallo en una de las turbinas. «La ampliación fue muy grande y de momento no se está generando energía, por eso el vapor que sale provoca ruido y, además, hay máquinas que no funcionan del todo. Eso es lo que nos dijeron los técnicos», afirma Mercedes García.
Buscar soluciones
En el plazo de un mes volverán a tener otra reunión con la empresa para conocer más de cerca las posibles soluciones, aunque la empresa parece que no tiene muy claro cuando puede durar la situación. Lo que sí que tienen claro es que se reducirá el ruido cerrando el edificio de las calderas, la zona de salida de los troncos y prolongando el edificio de la descortezadora.
Lo que parece no se solucionará tan pronto es el eterno problema del mal olor, algo con lo que conviven muchos naviegos. «Es insoportable, un olor penetrante que se mete en las casas. Un olor como a repollo, es horrible», dice Mercedes.
Llega a Ribadeo
Hay días que se puede aguantar con facilidad, pero en muchas ocasiones la intensidad obliga a los vecinos a tener que cerrar todas las ventanas y puertas de las viviendas cercanas a la papelera. Incluso, dependiendo del viento y su dirección, el mal olor puede ser percibido hasta de localidades como Figueras o Ribadeo. Los técnicos esperan que la solución pueda llegar a final de año, con la puesta en funcionamiento de la nueva caldera de biomasa.