El aeródromo de Vilaframil, en Ribadeo, está infrautilizado cuando podría ser un instrumento que contribuyese a la dinamización económica del municipio y de A Mariña en general. Esa es la idea con la que trabaja la nueva directiva del Club Aéreo de Ribadeo, que pretende abrir las instalaciones tanto a las diferentes administraciones como a las empresas privadas.
Hasta ahora los intentos de rentabilizar el aeródromo han sido poco menos que anecdóticos. Mucho se ha hablado, desde utilizarlo para envíos de cargamentos de pescado hasta como base de vuelos turísticos, con la iniciativa más reciente de la Diputación, puesta en marcha hace unos meses, de vuelos en helicóptero. Pero lo cierto es que el uso del aeródromo casi se limita a esporádicos vuelos de aficionados, a alguno que otro turístico y a actividades puntuales como rutas de ultraligeros.
El Club Aéreo de Ribadeo está formado por unos quince socios. Gestionan unas instalaciones que incluyen hangares y una pista asfaltada de 600 metros de longitud por 18 de ancho. Fue construida en su día por Rafael del Pino, el patriarca ya fallecido de Ferrovial, para sus vuelos para venir a Ribadeo, donde tenía una casa en la que había vivido de joven. Se lo alquiló al club aéreo por una cantidad simbólica, una peseta al año.
La nueva directiva del club la preside José Luis González Miro: «Queremos hacer una página web para que la gente sepa las opciones que tiene aquí, en el aeródromo. También pensamos en presentarnos al gobierno municipal, para cooperar en lo que sea posible, con las instalaciones al servicio de quien las demande, entidades públicas y privadas. El aeródromo está para todo el mundo, sin ánimo de lucro. Sin embargo no lo usa nadie, ni la Guardia Civil, ni Incendios, ni Salvamento... pero está libre para que quien quiera y lo necesite», señaló Miro.