El equipo de gobierno del BNG de Ribadeo y singularmente el alcalde, Fernando Suárez, se la jugó ayer a todo o nada. En el pleno que se celebraba al cierre de esta edición el alcalde presentó el presupuesto a la corporación y lo vinculó a una moción de confianza. Los portavoces del resto de grupos políticos se quedaron perplejos. Fue la pirueta del BNG para sacar adelante sus cuentas, sin necesidad de negociar nada, pero que le podría suponer perder la alcaldía. Ese es el riesgo.
Si el presupuesto no se aprobaba, como todo apuntaba, el alcalde deberá convocar un nuevo pleno para votarlo. Si una vez más no se aprueba, la corporación tendrá un plazo de 20 días para presentar un candidato a alcalde, que debería estar apoyado por siete concejales (la mitad de la corporación más uno). Si en esos 20 días no surge ninguno el presupuesto planteado por Fernando Suárez quedaría aprobado automáticamente y él seguiría de alcalde. El tiempo correrá rápido y a favor del gobierno municipal, ya que en el último año del mandato no se pueden presentar mociones de confianza.
La quiniela con la que juega el BNG es lógica. Siete concejales requeriría que se uniesen al menos el PP (cuatro ediles) y el PSOE (tres) respaldando a un candidato. UPRI tiene otros dos, por los cuatro del Bloque.
Así las cosas, el contenido de los presupuestos, de unos nueve millones de euros, en torno a medio millón más que el pasado año, pasó a un segundo plano. En sus primeras intervenciones UPRI, por boca de Francisco Rivas, manifestó que «quen veña con ameazas a nós teranos sempre enfrente». Pérez Vacas (PSOE) criticó a Suárez por presentar a la oposición un borrador de presupuestos cuando no tenía intención alguna de negociar: «Tráese un documento e aí vai... se queredes ben e senón presento unha moción de confianza. Así son as cousas», señaló.
Dilatar la aprobación
«Eu o que quero é que este asunto non se dilate». Así se había justificado antes el alcalde ribadense, quien apeló al sentido de la responsabilidad de los otros grupos políticos. Y es que de la aprobación de los presupuestos dependen inversiones como la construcción de nuevos nichos, el saneamiento de Vilaselán, el polideportivo de Covelas y parte del Plan de Obras y Servicios, que requieren de aportación municipal. El BNG teme que la oposición coarte su margen de actuación en el tramo final del mandato y lanzó su apuesta.
Esa apelación a la responsabilidad le valió más críticas a Suárez. Enfrente se situó claramente el PP. Su portavoz, Rodríguez Andina, intervino para decir que en 19 años en el ayuntamiento por primera vez no iba a hablar de números, porque no cree nada de lo que diga el BNG. Andina reprochó con dureza al gobierno municipal que el PP se hubiese prestado a colaborar con él y sin embargo no cumpliese su palabra, en particular con el reparto pendiente de 68.000 euros entre los funcionarios y empleados municipales: «Non lles queda con quen falar, non lles queda máis que a postura suicida». Andina acusó al BNG de comportarse como si tuviese la mayoría absoluta.
Al cierre de esta edición proseguía el debate, pero todo apuntaba a que los presupuestos de Ribadeo no se iban a aprobar, dando paso a un procedimiento inédito en Ribadeo, la moción de confianza.
Los defendió el concejal delegado de Facenda, Vicente Castro, quien los calificó como muy realistas y ajustados. De hecho, teniendo en consideración la crisis económica se han recortado todas las partidas de ingresos y el gasto corriente. Si el presupuesto final se incrementa respecto al del año 2009 es por la inversión que se hará para restaurar el pabellón viejo. Para ello el Ayuntamiento recibirá una aportación de unos dos millones de euros, de cuya cantidad este año se consignan 800.000 euros. También destaca la partida de 20.000 euros de un fondo de garantía social, que se destinará a que las personas desempleadas o que pierdan su trabajo no tengan que renunciar a servicios municipales, como son la piscina o la escuela de música.