A lo largo de todo el día de ayer cientos de personas se acercaron a las puertas del ascensor panorámico que, por primera vez, se abrían al público para el uso de turistas y vecinos de Ribadeo.
Hace más de 15 días que el elevador, ubicado en el puerto náutico, se había inaugurado, pero no fue hasta ayer cuando se puso en funcionamiento y sirvió de entretenimiento para niños y adultos. Todos querían saber qué había detrás de las puertas y que se vería a través de sus cristales.
Los turistas se acercaban a esta obra, que ha sido premiada por su diseño, y que es reflejado como un punto de interés turístico nuevo en A Mariña. Por otro lado, los ribadenses lo destacaban más por su funcionalidad, al revelarse como un instrumento muy útil para unir el paseo marítimo y la zona vieja, a través de la capilla de A Atalaia, evitando así los sofoques que provoca subir por las cuestas de Porcillán o por Buenos Aires.
Todos estaban de acuerdo en que era un elemento funcional y práctico para todo aquel que deba desplazarse en silla de ruedas o lleve consigo un carrito.
Fotografías
El ascensor, con capacidad para 16 personas deja ver a través de sus cristales imágenes de la ría, Castropol y el puente de los Santos como si fueran fotografías tomadas al instante. También al cerrar y abrirse las compuertas una voz femenina dice en tres idiomas (gallego, castellano e inglés) si se está subiendo o bajando. La propia estructura alberga en su interior una escalera que también hace de unión y que puede usarse como alternativa.
Muchos eran los que, con cierto pesimismo, hacían referencia al vandalismo y a la posibilidad de que las instalaciones puedan deteriorarse en breve, con pintadas o averías intencionadas. El ascensor estará abierto durante todos los días de la semana, pero cerrar sus puertas por las noches. De abrirlo y cerrarlo se encargarán operarios de Protección Civil, del Grumir o de la policía local, pero no habrá nadie vigilándolo, pues el alcalde, Fernando Suárez (BNG), dejó claro que no dedicará fondos públicos a contratar un ascensorista. En la base de la infraestructura hay un pequeño habitáculo para una oficina de turismo, pero en principio no será ocupado.