La aseguradora acepta ahora compensar con 100.000 euros a unos padres que perdieron a su hijo hace ocho años
05 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.El Servizo Galego de Saúde (Sergas) «ha reconocido su negligencia en la muerte de un bebé» que nació en el Hospital da Costa en agosto del 2002 y falleció 27 horas después. Mar Vivero, abogada de los padres, explica que el Sergas asume la «responsabilidad por el funcionamiento anormal de la administración», lo que exculpa al personal sanitario. Después de ocho años de procedimientos judiciales en la vía penal y contencioso-administrativa, la aseguradora del Sergas ha indemnizado a la familia de la criatura con 100.000 euros.
De acuerdo con la demanda planteada ante la sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, los hechos que concluyeron con el trágico desenlace comenzaron el 16 de agosto del 2002. Ese día, cuando sumaba 41 semanas y dos días de gestación, la embarazada acudió a consulta a ginecología del Hospital da Costa. Todo iba «muy bien» y, por tanto, fue citada para tres días después.
Pero al siguiente, el 17 de agosto, empezó a sentir contracciones cada tres minutos y acudió al hospital. Ingresó minutos antes de las tres de la tarde y la atendió una matrona, comprobando que presentaba un centímetro de dilatación. Monitorizó a la parturienta y, «a pesar de que se denotaba compromiso fetal, no llama al ginecólogo y continúa el procedimiento de un parto normal», explica Mar Vivero.
La paciente quedó sola en la sala de dilatación, sin monitorización, sin ser sometida a ninguna otra prueba y sin ser informada de su situación. Como tenía fuertes dolores y nadie la atendía, casi dos horas después llamó a la matrona, quien observa una dilatación de nueve centímetros, vuelve a monitorizarla y detecta que el registro del latido cardíaco fetal era plano. Entonces avisa al ginecólogo, quien se presenta «cuando ya está en trabajos de parto y en período expulsivo», reza la demanda.
El facultativo ordena pasar al paritorio a la mujer, donde, tras dos empujones, el feto nace «prácticamente muerto». A los 20 minutos, después de «intensas labores de reanimación», los sanitarios logran revivirlo. El bebé es trasladado a neonatología, donde los pediatras explican al padre que su hijo nació «en parada cardio-respiratoria e impregnado de líquido amniótico meconial». Las 8-10 horas siguientes sobrevive con respiración artificial, a las doce horas presenta un fallo multiorgánico y las 27 acaba falleciendo.