Las descargas en Burela y Celeiro no llegan ni a la mitad del año pasado
22 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.La costera del bonito de este año está dando sus últimos coletazos, aunque todavía es posible alguna subasta más en las lonjas de Burela o Celeiro. Excepto sorpresas, influirán poco en el balance final de la campaña. A la espera del cierre definitivo de esa pesquería estacional, datos provisionales confirman la escasez de capturas y, como consecuencia, un aumento de las cotizaciones medias por kilo que roza el 25%.
Buena prueba de cuánto han echado de menos los pescadores el preciado túnido, es que algunas embarcaciones abandonaron la campaña a finales del pasado agosto y a principios de este mes, sobre todo las que cambiaron temporalmente de modalidad para dedicarse de junio a octubre al bonito.
Como puede verse en el estadillo que ilustra esta información, los desembarcos de este año en A Mariña no llegan ni a la mitad de los del año pasado. Como siempre, las diferencias entre Burela y Celeiro son considerables. En la lonja burelense comercializaron hasta ayer 935.709 kilos de bonito, por los que se facturaron 4,80 millones de euros. Y en la celeirense se vendieron 184.433 kilos, que reportaron 916.371 euros.
El promedio del 25% corresponde a las ventas en las dos principales lonjas mariñanas, donde hasta ahora el bonito se ha subastado a 5,05 euros el kilo, 5,14 en Burela y 4,97 en Celeiro. Considerablemente superior a los 3,81 de media registrados en el mismo período de la costera anterior. Semejante al del 2009, cuando se pagó en A Mariña a 3,90 euros; en el 2008, a 3,25; y en el 2007, a 3,42 euros. Pero la cotización de este año dobla los 2,44 euros del año 2006. Poco más altos, 2,98, fueron en el 2005; mientras en el 2004 se ruló a 3,19 euros; en el 2003, a 4,24; en el 2002, a 3,97 y en el 2001, a 4,09 euros.
Esos datos son las medias obtenidas tomando como referencia precios máximos y mínimos. Burela, donde los desembarcos de bonito multiplican a los de Celeiro, suele quedarse ligeramente por debajo debido, precisamente, a la abundante oferta.