«¡Guapísimos, guapísimos!»

Ayer a las diez de la mañana, la Guardia Civil tomaba posiciones en puntos de la N-642, en los cruces de Porto (Ribadeo) y Trabada, deteniendo e identificando a los conductores. Era un día especial, histórico para la zona, por la visita de los Príncipes de Asturias para entregar el premio al Pueblo Ejemplar a San Tirso de Abres (se ofrece más información en la página 42).

En la localidad, poco a poco se iba agolpando la gente, entre estrictas medidas de seguridad y un protocolo hermético, que por momentos alejó al público y enfrió el ambiente. Los miembros del grupo de gaitas Brisas del Eo afinaban las palletas y los roncones interpretando la muiñeira de Chantada. El día era frío, pero soleado y la gente comenzó a situarse buscando la mejor posición. «¡Qué guapa vienes!», piropeaban a una anciana recién llegada y vestida de llamativo color rojo, provocando en ella una sonrisa avergonzada. San Tirso y sus gentes mostraban su mejor cara, con los balcones festoneados con banderas de Asturias y España y desfile de coches de alta gama de las autoridades. A las 11.55 horas se escuchó un estruendo grave y los cuellos se estiraron mirando al cielo, hacia el helicóptero en el que llegaban los Príncipes.

Fue poner el pie en tierra y extenderse entre la gente un rumor sordo de expectación y respeto. Don Felipe y Doña Letizia lo rompieron con sus sonrisas, estrechando las primeras manos y levantando elogios y vítores: «¡Guapísimios, guapísimos!», mientras el grupo Brisas del Eo cumplía con el protocolo interpretando la jota de San Tirso y el Romanza de Santa Clara.

Fue un día histórico para San Tirso, en el que se reconoció su asturianía en el punto más occidental del Principado, su valor por proteger y recuperar las tradiciones locales. No faltó el banquete para todo el pueblo y, cuando los Príncipes ya se habían ido, una discoteca móvil.

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