Los guardias civiles acusados de extorsión a la dueña de un club de Carballo dicen que buscaban la devolución de un cobro indebido
A Coruña

La «madame» asegura que un guardia le reclamó y que ella intentó pagar para evitar represalias
11 Nov 2015. Actualizado a las 21:07 h.
Dos guardias civiles declararon como acusados esta mañana en la Audiencia Provincial coruñesa por un delito de extorsión a la dueña de un club de alterne de Carballo por el que el fiscal solicita para uno cuatro años de prisión y para el otro tres. Ambos coincidieron en señalar que las gestiones que realizaron fueron únicamente para recuperar 1.300 euros cobrados indebidamente tras haber sido uno de ellos cliente de su club con otros dos amigos.
Uno de los acusados, cabo en Ponteceso en el momento de los hechos, declaró que fue con dos amigos el 15 de marzo del 2012 al Club Zorba y subieron a las habitaciones con tres chicas y después estuvieron con una cuarta en una fiesta y acordaron un precio, tras conseguir algunos servicios rebajados debido al tiempo que permanecieron allí, pero que en el pago que hizo con su tarjeta se le cargaron 1.300 euros de manera indebida. Ante ello relató que contactó con un sargento de la Guardia Civil de Carballo, que conocía al haber trabajado con su padre y porque como responsable de la Judicial llevaba las investigaciones en los clubes, para comentarle el problema y pedirle contactar con la «madame» para llegar a un acuerdo amistoso. Fue él, el otro acusado, quien llamó a la dueña del club y le comentó que era mejor que solucionasen las divergencias.
El cabo explicó que el sargento le facilitó el teléfono de la mujer y tras quedar con ella logró recuperar 900 euros en dos pagos, pero después ella dejó de pagarle. Declaró que no denunció por vergüenza y para que los hechos no trascendieran.
La dueña del club reconoció que al haberle comunicado el sargento la discrepancia en los pagos, asumió que era mejor devolver el dinero. Relató que ella tenía miedo a las represalias, temor a un mayor control policial sobre sus negocios, y acordó ir haciendo abonos. Explicó que paró cuando fue llamada por la Policía y le enseñaron un fax anónimo donde se denunciaba la supuesta extorsión. Ella se desvinculó de ese anónimo, que dijo que había pensado que pudiera provenir de una de sus chicas, que sabían del problema originado con el cabo.
Otro de los hombres que participó en la fiesta del club, también guardia civil, explicó que él había pagado una parte de los gastos al haberse agotado el límite de la tarjeta del cabo y calificó «de más» lo que tuvieron que abonar por los servicios que contrataron. Apuntó que también se lo hizo saber a la dueña del club en otra ocasión que visitó el club.
El otro joven que participó en los hechos relató que se habían acordado precios distintos por los servicios y que el paso a la suite de todos aquella noche fue a propuesta de las chicas y con el acuerdo de que no se aumentase el precio. Sin embargo, declaró que había consumido drogas y bebido esa noche lo que limitaba sus recuerdos.
Un agente de Asuntos Internos de la Guardia Civil, que investigó los hechos, declaró que les costó hacer que la dueña del club les relatasen lo sucedido porque tenía mucho miedo a lo que le pudiera suceder y porque atribuía los pinchazos en su coche e inspecciones al club a las discrepancias en el cobro en aquella fiesta con el cabo y sus dos amigos. También vinculó el anónimo a alguien relacionado con la Guardia Civil o la Policía por cómo estaba escrito y explicó que en su investigación no atribuyeron extorsión por parte del sargento, que entiende que solo hizo de intermediario.
Otro agente que investigó los hechos también consideró que no se apreció delito en el sargento por estos hechos.
Asimismo, en el juicio declaró una de las prostitutas que participó en la fiesta y dijo que los clientes habían consumido muchas bebidas esa noche, cuestión que había negado el cabo en su declaración, y estaban «demasiado contentos». Otra de las chicas explicó que esa noche atendieron a los tres amigos «cinco chicas y la señora», que se les explicaron los precios por sus servicios, pero que no hubo descuentos.
La vista fue suspendida hasta mañana, donde se prevé que se hagan los alegatos de las partes y declaren más testigos.