El único parque nacional de Galicia situará en la isla de Carril el núcleo de sus actividades educativas
30 ago 2007 . Actualizado a las 02:00 h.A partir de esta mañana, momento en el que un funcionario trasladará a Vilagarcía el talón correspondiente a los 1,8 millones de euros con que la Xunta compensará a la propiedad por la expropiación de la isla, Cortegada pasará a convertirse en el emblema del parque nacional das Illas Atlánticas, el único espacio de máxima protección que existe en Galicia. Así lo aseguró esta semana el director del parque nacional, José Antonio Fernández, quien confirma que la especial ubicación de Cortegada, cuyo archipiélago es el más cercano a tierra de los cuatro que componen el espacio protegido, hacen de ella «una joya, el lugar idóneo para las actividades de promoción, interpretación y educación asociadas a Illas Atlánticas». Es, añadió el responsable del parque galaico, la única isla que puede ser visitada durante todo el año, y esta circunstancia la convierte en un emplazamiento «estratégico de primer orden». Una vez devuelta al patrimonio público, las primeras actuaciones que Illas Atlánticas acometerá en la isla carrilexa tienen que ver con las tareas de vigilancia -«hay que establecer un sistema de vigilancia inmediata», confirma Fernández- y un plan de eliminación de residuos que engloban las parrillas y los clásicos chiringuitos ubicados en los arenales de la vertiente sur, junto a las ruinas de la aldea, el lazareto y la capilla. De forma paralela, la dirección del parque nacional estudiará la implantación de un cupo máximo de visitas por día, en la línea del que funciona ya en Cíes. No está clara, todavía, la fórmula que permitirá salvar la distancia entre Carril y Cortegada, pero la incorporación del espacio carrilexo marca, definitivamente, el desarrollo del plan rector de uso y gestión del parque, pendiente de su expropiación. Un documento que habrá de solventar este tipo de incógnitas. «La isla -dice el director de Illas Atlánticas- se seguirá visitando, pero de otra forma». Fernández entiende que es preciso, al tiempo, el diseño de un plan de recuperación de los valores etnográficos de la isla. Claro que todo ello demanda un nivel de inversión importante: «¿Cómo vamos a hacer el acceso, a través de un barco?, ¿dónde se instalará el vigilante?, ¿dónde estará el centro de interpretación?». Preguntas aún sin respuesta.