El incumplimiento y la reducción de horarios hacen imposible viajar a Cambados y a O Grove de forma regular
24 jul 2008 . Actualizado a las 02:00 h.La escena parece extraída de un fotograma de Bienvenido Mister Marshal . Pero no se trata de un capítulo de brutalismo sociocultural provocado por el aislamiento geográfico de una población determinada. Muy al contrario, sucedió en la mismísima estación de autobuses de Vilagarcía, la octava ciudad de Galicia, hace dos semanas. «Eran un grupo de dez turistas que querían coller o bus e vir a Cambados -explica María Victoria Casal, propietaria del hotel Cruceiro, donde se alojaban los veraneantes- o conductor non só lles dixo que non podían subir, é que mesmo fixo baixar a algún que xa tiña o seu billete no peto porque, según dixo, o servizo era para a xente do pobo e non tiña sitio».
A la vista está. El mal trato que Monbus, empresa concesionaria de la línea Vilagarcía-Cambados-O Grove, dispensa a sus usuarios no se limita a la población autóctona, sino que se extiende sin problemas al turista estival. Pese al incremento de población que O Salnés experimenta en verano, la compañía ha reducido el número de sus viajes. Es complicado obtener una explicación de sus propias fuentes, ya que telefonear a la firma supone saltar de un número a otro sin resultados. Mientras, el pertinaz incumplimiento de horarios y la merma del servicio han aislado a Cambados de cualquier forma de transporte público que no sea el taxi.