El clásico restaurante A Goleta pliega velas

AROUSA

El negocio de A Mariña echará el cierre el lunes tras nueve años de buena cocina

01 may 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Avenida de A Mariña, número 80, Vilagarcía de Arousa. Juan José Quintáns, Chon , y Esther Louzao emprendieron hace nueve años en estas señas un negocio que con el tiempo se convertiría en un clásico entre los restaurantes del centro de la capital arousana. Lamentablemente, por poco tiempo. El próximo lunes se consumará el naufragio de A Goleta, a la que un combinado de difíciles circunstancias personales, unidas a la crisis económica galopante, han acabado por echar a pique.

Quedan, por lo tanto, apenas tres días para que los aficionados al jarrete y a la carrillada se dejen caer por aquí. El negocio está plegando velas, pero la cocina de Esther todavía funciona y en la barra su hijo, Juan Quintáns, Porrillo , despacha el vino y las cervezas de siempre. En botellín la birra, porque el barril no tira y no es cuestión de llenar el depósito si el carro no va a andar más que un par de kilómetros antes de terminar definitivamente en el desguace.

Los últimos clientes de este largo fin de semana podrán comprobar que el cierre cercano no es excusa para perder las buenas costumbres. Quien se anime a echar un trago tiene garantizada su tapa. Ayer tocaban fideos con zamburiñas, un guiso sabroso que pedía a gritos a una segunda ronda.

Un mal año para todos

«Desde que enfermó mi marido llevar todo esto se hizo muy complicado; además se ha notado un bajón tremendo con la crisis», lamenta Esther con gesto fatigado. «Y los impuestos nadie los perdona -apostilla Porrillo- con crisis o sin ella». El verano pasado ni se notó en la caja, y en los últimos meses la media de menús diarios cayó a registros bajo cero.

Hay un buen puñado de platos emblemáticos que se irán a pique junto a su restaurante de cabecera. De la carrillada y del jarrete estofado de A Goleta podría escribirse largo y tendido. El pulpo, la raya y el pollo estofado salían bordados desde los fogones de Esther hacia las mesas de un comedor ya prácticamente desmantelado. No faltaba quien aparecía por allí con una perola para llevarse a casa un par de raciones cada vez que había fabas de pincho.

Otro local, en fin, que se despide del mapa gastronómico y tabernario de Vilagarcía. Se fue O Pernil, se destrozó el viejo Xesteira. A Goleta se irá con ellos a ocupar su lugar en el olvido.