Una vecina con dos dependientes a su cargo no percibe ayuda alguna

Jesús Hierro

AROUSA

Mila Gómez espera una subvención que le aprobaron hace dos años pero de la que sigue sin saber nada

13 ago 2009 . Actualizado a las 11:46 h.

Que las cosas de palacio van despacio, a estas alturas de la película, todo el mundo lo sabe. El problema es que hay asuntos que bajo ningún concepto debieran demorarse en un supuesto estado de bienestar. Es el caso de las subvenciones concedidas a partir de la pretenciosa, a la vez que imprescindible, Ley de Dependencia. Un iniciativa que en sí misma justificaría una legislatura pero que por falta de fondos no está cumpliendo con las expectativas creadas, y lo que es peor, desespera a unos supuestos beneficiarios a los que la ayuda teóricamente fue concedida pero que siguen sin recibir un euro.

Es por ejemplo el caso de Mila Gómez, que con dos personas mayores y totalmente dependientes a su cargo, todavía no ha recibido la subvención ya aprobada a partir de la Ley de Dependencia.

Esta vilagarciana incluso se vio obligada a cerrar un próspero comercio de ropa que regentaba en la céntrica calle Alcalde Rey Daviña para poder atender a su madre y a su suegra, ambas enfermas de alzhéimer.

Su suegra, Preciosa, de 85 años de edad, se encuentra en una fase muy avanzada de la enfermedad y desde hace siete años no puede moverse. Su madre, Manuela, de 74 años de edad, sufre también el mal de alzhéimer, todavía en un segundo grado, por lo que según Mila Gómez, la atención que necesita es si cabe mayor, pues en esta fase padece ataques de agresividad.

Hace casi dos años que Mila Gómez solicitó la subvención para atender con mayor holgura a las dos ancianas, y va a hacer ya un año que la respuesta a dicha demanda fue positiva. A pesar de todo ello el dinero sigue sin llegar.

Grandes gastos

El problema no es solamente la total dedicación que precisan estos enfermos durante las 24 horas del día, sino también los gastos que todo ello acarrea, más aún cuando alguien se ve obligado a dejar su trabajo, y por lo tanto prescindir de una nómina para atender estas necesidades.

Mila Gómez tuvo que realizar numerosas reformas en su vivienda derivadas de las necesidades de las dos ancianas. Rehabilitó el cuarto de baño, en una obra cuyo coste ascendió a casi 6.000 euros. Además tuvo también que hacerse con colchones adaptados a personas sin movilidad, sillas ortopédicas e incluso una grúa, indispensable para poder trasladar a su suegra desde el sillón hasta la cama en la que duerme, pues de ninguna manera puede valerse por sí misma. También se vio obligada a contratar a una asistenta, que además de las tareas del hogar colabora en el cuidado de las ancianas. Todo ello supone mensualmente una gran carga económica para afrontar solamente con el sueldo de su marido, tras tras el cierre del establecimiento comercial de Mila Gómez.

Esta vilagarciana se puso además en contacto con las tres formaciones políticas que en los últimos años tuvieron responsabilidades de gobierno -Partido Popular, Partido Socialista y Bloque Nacionalista Galego- recibiendo la misma respuesta de los tres partidos: no hay suficiente dinero para financiar la Ley de Dependencia.

En estos casos, el «vuelva usted mañana» resulta imperdonable.