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Cuatro generaciones en el hotel

AROUSA

El matrimonio Mourelos-Garrido tiene actualmente dos hoteles en O Grove y ambos apellidos atesoran una larga y amplia tradición familiar en este sector

02 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

En O Grove hay muchas sagas familiares vinculadas al negocio de la hostelería, pero pocas acumulan una trayectoria tan amplia como la de los herederos de Carmen Domínguez Cacabelos. Esta mujer «especial y avispada», como la define hoy su nieta Carmen, fundó a principios del siglo pasado el Besugo, uno de los hoteles pioneros en O Grove junto al Noyesa, que como el anterior todavía está en activo, y al Moderno, ya desaparecido.

El hijo de la señora Carmen, Francisco Garrido, amplió horizontes y, una vez que regresó del exilio en África por culpa de la guerra, abrió el hotel Finisterre. En esta empresa estuvo acompañado de su mujer, Lola Torres, que acabaría convirtiéndose en un afamada cocinera que hoy da nombre a un premio nacional de gastronomía.

Con estos antecedentes, sus hijos Paco y Carmen estaban abocados a seguir con la tradición familiar, y así fue. El primero regenta hoy el Finisterre y su hermana se embarcó en numerosos proyectos junto a su esposo Rafael Mourelos, quien tampoco era ajeno, ni mucho menos a este oficio. Su madre tenía el hostal Mourelos -todavía hoy abierto- y él desde casi niño trabajó en el Gran Hotel de A Toxa. «Daquela non había centros de formación. A escola era o Gran Hotel, era un referente». Allí empezó con trece años de ascensorista y pasó después al comedor, donde empezó a tener la certeza de que quería hacer de la hostelería su modo de vida.

Junto a su mujer Carmen puso en marcha el hotel Amandi y regentó durante años los desaparecidos restaurante O Piorno y la Taberna dos Demos, en San Vicente. Mourelos decidió dejar la restauración en 1998 «porque a cociña é moi estresante» y porque por entonces le sobrevino un problema de la salud.

Mejor, entre fogones

A partir de ahí, ya con más calma, todavía habría de afrontar otra aventura empresarial, que le acarreó no pocos quebraderos de cabeza, como fue la apertura del hotel de Abeiras, de cuatro estrellas, situado en la entrada de Ardia y con vistas a la ensenada de O Bao. Hoy es su hijo Ángel quien lleva la dirección de esta establecimiento mientras que Francisco está al frente del hotel Amandi, situado en la rúa Castelao.

Los progenitores andan más entre fogones donde, según afirma Mourelos, es donde se siente más a gusto. «A min a cociña encántame e apáñome bastante ben», indica. Presume del asado xacobeo, plato ideado por Lola Torres y cuya receta guarda celosamente su hija Carmen, y de la merluza al albariño, «un prato que agora prepara moita xente pero que naceu no Piorno no ano 81», apunta el empresario.

A sus 59 años, Mourelos piensa ahora en el relevo. Dos de sus tres hijos han decidido seguir con los negocios familiares pero él ya hace cuentas más a largo plazo. «A miña ilusión é ver a un neto ou unha neta na cociña», indica.

Y es que Mourelos es hostelero de profesión y de vocación. «A hostelería é moi bonita, pero ten que gustarche. Aparte de ser o meu medio de vida, fai que me sinta satisfeito, dache a oportinidade de relacionarte con moita xente..., eu volvería a repetir», comenta.

Es, además, un defensor a ultranza de los empresarios de Galicia, pese a las críticas de falta de profesionalidad que recaen en este sector. «Eu non estou dacordo. Aquí temos unha vocación de servizo que valoran en toda España e moita capacidade de traballo», señala Mourelos. En su familia sobran ejemplos, y quien mejor para ilustrarlo que la pionera señora Carmen. Aquella mujer que se enfrentó a un comandante que pretendía retirarle las conchas de vieira que adornaban su escaparate en el Besugo, alegando que esa especie estaba en veda. «Cuando la sociedad de A Toxa saque las conchas de la capilla, sacaré yo las mías», le espetó a la autoridad según cuentan las crónicas. Ni unas conchas ni las otras se movieron del sitio.