Simpatizantes del PP siguieron al nacionalista gritando «vaite do pobo»
12 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Las caras que traían todos los concejales de A Illa a su llegada al Concello hacían prever que la de investidura no iba a ser una sesión cualquiera. La tensión que había en el ambiente era más que evidente y fue el preludio de lo que más tarde sucedió. El apoyo que el concejal del BNG, Carlos Otero, dio a la candidatura del socialista Manuel Vázquez, despertó la indignación de los simpatizantes del PP. Insultos, amenazas e incluso algún intento de agresión provocaron que el nacionalista tuviera que salir escoltado por agentes de la policía.
Los nuevos ediles isleños fueron tomando posesión de su cargo entre el más absoluto silencio por parte del público. Parecía que los presentes, más de un centenar, estuvieran a la espera. Porque cuando el concejal del BNG se sentó al lado de los socialistas se oyeron los primeros murmullos. Y cuando levantó la mano para apoyar al actual regidor, la situación estalló. Por un lado, los simpatizantes socialistas comenzaron a aplaudir y se pusieron de pie para felicitar a su alcalde. Por el otro, los partidarios del PP comenzaron a abuchear y a insultar. «Vendécheste ao mellor postor» y «vendido» fue lo más suave que se pudo escuchar. Tuvo que intervenir la policía porque alguno incluso amenazaba con agredir a Otero. Los nuevos concejales populares, encabezados por Juan José González, decidieron entonces abandonar la sesión.
El público se mostraba reacio a marcharse y se congregó a la puerta del Concello. El portavoz de los populares intentaba calmar los ánimos. Pero no fue posible. Cuando Otero reapareció rodeado de la policía, los insultos y los gritos volvieron. Hubo quien perdió los papeles y dio un espectáculo lamentable. Y también quien quiso dar ejemplo, acompañando al nacionalista y apartándolo de la multitud. Pero ni así esta se dio por vencida. Un grupo de diez personas siguió a Otero casi hasta la puerta de su casa gritando todo tipo de improperios. «Vaite do pobo», coreaban entre aplausos.
Más enfrentamientos
La marcha de Otero no sirvió, ni de lejos, para calmar los ánimos. Llegaron entonces las discusiones. Los simpatizantes populares no se creían que se hubieran quedado sin la alcaldía a pesar de haber sido la lista más votada. «É que nos merecíanos gobernar», explicaba un simpatizante. «Só están ahí para coller os cartos», añadía otro. También hubo algunos insultos, los menos, para los concejales del PP, que estaban en una terraza tomando café. «Fascistas», gritó un vecino. Y de nuevo volvieron las acusaciones y los amagos de enfrentamiento. La situación llegó a tal punto que en el lugar se personó la Policía Local y la Guardia Civil, que no tuvieron que intervenir.
Una hora después de que terminara la sesión, las discusiones seguían en todas las calles de la localidad y la tensión seguía presente. Porque ayer no era un buen día para hablar de política en A Illa.