
El baloncesto es una de las señas de identidad de la sociedad vilagarciana
15 sep 2013 . Actualizado a las 06:54 h.Está totalmente demostrado que fue en el invierno de 1891 cuando al profesor James Naismith se le ocurrió la brillante idea de colgar unas canastas de melocotones, como primer paso en el invento de un juego que viajó desde Illinois hacia el mundo. No está tan claro, sin embargo, cuándo aterrizó ese deporte en Vilagarcía. Probablemente, al igual que sucedió con el fútbol, llegó por el mar. Y al igual que ocurrió con el balompié, fue la localidad arousana una de las primeras de Galicia donde se disputaron encuentros.
Los nombres propios de los precursores sí que están claros. Aparecen todos ellos en el libro que sobre la historia del baloncesto en Vilagarcía publicó Teófilo Edicións. Allí cuenta Kike Canto, uno de los pioneros, que fue probablemente hacia 1953 cuando surgió el equipo de la OJE. Los partidos se jugaban en el campo de A Lomba y el tablero era de un solo palo, clavado en el suelo. La afición por la canasta se fue consolidando en Vilagarcía. Aparecieron más equipos para una actividad que tenía una especial incidencia en verano. Se celebraban los torneos de San Roque y del Carmen, según recuerda Gonzalo Salgado en el libro de Teófilo, y el Liceo ya comenzaba a despuntar, llegando incluso a proclamarse campeón provincial en la temporada 58-59. Las chicas también se suben al carro y con éxito. Los colegios fueron el germen pero los triunfos llegaron con el Liceo, que tuvo grandes resultados ya en los sesenta.
Aquella simiente dio su fruto y a principios de los 70 el baloncesto está ya totalmente consolidado en Vilagarcía, adonde comienzan a llegar los primeros fichajes foráneos. Las sociedades recreativas tenían sus secciones de baloncesto: la hubo en el Fogar de Pescador, el Gato Negro de Carril, el Casino y por supuesto el Liceo. A partir de ahí, la historia ya es más conocida. Vilagarcía sigue siendo una referencia, fusión más o fusión menos, y puede presumir de haber tenido incluso un equipo disputando una competición europea. Eso sí, ya no se espera a que acabe la misa de doce para que empiecen los partidos de los domingos.