La previsiones más optimistas de los miembros de la comisión de propietarios de terrenos en Laxe Brava afectados por el plan sectorial de acuicultura promovido por la Consellería de Pesca, en relación al número de alegaciones que iban a registrar en la delegación comarcal de Ribeira, se vieron ampliamente superadas. A última hora de la tarde del martes habían reunido cerca de 400, pero en las horas siguientes y en la mañana de ayer la cifra se elevó a 609, tanto de dueños de fincas como de vecinos y otras personas vinculadas de algún modo a Corrubedo. Incluso, no descartan volver hoy para entregar otras 150 que les quedaron pendientes.
El portavoz de este colectivo, Xulio Ageitos, manifestó que en los documentos entregados se refieren única y exclusivamente al parque número 9, en O Corgo, y que en el proyecto no se ajusta a los criterios necesarios para que sea declarado como de incidencia supramunicipal al no producir efectos positivos sobre el ambiente, el paisaje natural o el patrimonio cultural.
Sostiene que ocurriría todo lo contrario al verse afectados hábitats naturales prioritarios y ecosistemas del complejo húmedo de Corrubedo, del que la instalación prevista dista 1.500 metros. Además, los afectados alegan que la futura piscifactoría tendría un notable impacto paisajístico, dado que ocuparía una superficie de 308.000 metros cuadrados, la más amplia de todo el plan sectorial.
Empleos
Los dueños de los terrenos de Laxe Brava apuntaron que la granja marina no contribuirá de forma significativa al desarrollo sostenible social y económico de Galicia, «pola escasa creación de postos de traballo, debido á automatización deste tipo de instalacións». También consideran que se hipotecaría el progreso turístico del área de O Corgo y Espiñeirido, además de que los efluentes de las instalaciones «alterarían a calidade das augas de baño e afectarían ás zonas próximas de extracción de percebe, centola, polbo e doutros recursos mariños», matizó Xulio Ageitos.
La comisión de propietarios afirmó que según se establece en el Plan Xeral de Ordenación Municipal de Ribeira, el área en el que se asentaría el parque de Laxe Brava está declarado como suelo rústico de protección de costas y espacios naturales, «clasificación ambiental, ecolóxica e paisaxística que resulta totalmente incompatible cunha piscifactoría», agregaron. Tampoco creen que estas granjas de cría y engorde de peces planos cumplan una función vertebradora del territorio.
Ageitos añadió que el propio plan reconoce que en la zona hay una serie de figuras de protección que desaconsejan el uso de los terrenos para implantar empresas de acuicultura y que se considera que el área es poseedora de ciertos valores y méritos de conservación protegidos por la legislación actual.
Además, argumenta que tampoco se cumple con el precepto de que no haya ninguna otra instalación similar a menos de 2,5 kilómetros, cuando ya existe una en funcionamiento en Seráns -susceptible de ser ampliada-, a 1.700 metros.
Pesca extractiva
«Débese desligar o que é un proceso industrial de engorde de peixes dunha actividade tradicional moi asentada na comunidade como é a pesca extractiva, que ao contrario que as granxas mariñas emprega a moita poboación e ten un grande recoñecemento social», se menciona en una de las alegaciones.