En Boiro, basta con ir hasta el castro de Neixón u oír hablar a cualquier arqueólogo para darse cuenta de la importancia que debió de tener esa tierra en la prehistoria. Además, a cada paso se descubren restos que confirman la teoría. De hecho, desde el Centro Arqueolóxico do Barbanza, en Neixón, acaban de anunciar que se hallaron ocho nuevos elementos de riqueza arqueológica.
Todo empezó porque se decidió construir un parque forestal periurbano en San Ramón de Bealo. Como se trata de una zona de riqueza patrimonial, el arqueólogo Víctor Barbeito se encargó de elaborar el estudio previo que la ley obliga a realizar. Conforme empezó a investigar, este profesional descubrió que, además de las nueve zonas con arte rupestre que ya estaban catalogadas en esta parroquia boirense, se fue topando con nuevos elementos de interés. Así, se descubrieron tres paneles de arte rupestre, otros tantos petroglifos y dos túmulos funerarios.
Vital importancia
Los petroglifos se ubican muy cerca de la capilla de San Ramón, y hay uno de ellos que destaca sobremanera por sus genuinas características. No en vano, incluye una piedra tipo losa denominada crómlech con grabados a base de cazoletas de dimensión considerable. Aunque todavía se está estudiando su importancia, la hipótesis es que se trata de un monumento que escasea en Galicia. De hecho, solo se conservan una docena de piedras de este tipo en toda la comunidad gallega.
Tampoco es cuestión baladí la aparición de los dos túmulos funerarios. Aunque el municipio boirense es una zona de gran riqueza arqueológica, solamente se hallaron restos de otra necrópolis, ubicada en el lugar de A Amanecida.