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Los vecinos del lugar de Casanande se sienten olvidados

BARBANZA

04 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

En la localidad ribeirense de Olveira hay un lugar, Casanande, que alberga la primigenia iglesia de la parroquia y que, según los vecinos, es la más antigua de la misma. En este núcleo residen un puñado de personas que afirman sentirse olvidadas: «O Concello non fai nada por este sitio. Iso si, para pagar estamos na primeira liña», comenta el propietario de una de las casas.

Se quejan del mal estado que presenta la carretera de acceso que, subrayan, «foi feita polos veciños hai 30 anos». Dicen que, desde entonces, «aquí non hai máis que remendos». Para que quede constancia de sus palabras, los residentes muestran distintos puntos del vial que evidencian bien a las claras que necesitan una buena capa de aglomerado. Hay un tramo, que conduce al cementerio, en el que se han tapado los baches. Sin embargo, los ciudadanos explican que fueron los dueños de dos casas que acaban de construirse los que echaron asfalto sobre los agujeros que se formaron con el continuo paso de camiones de las obras.

Una de las residentes asegura que todos los caminos de Olveira se asfaltan menos los de Casanande: «Sempre nos trataron mal», manifiesta otro de los lugareños.

Maleza

La abundante maleza invadiendo la carretera es otro de los motivos de queja: «Non se corta». Los vecinos dicen que de sus reclamaciones han dado cumplida cuenta a representantes del ejecutivo, sin resultado alguno: «Sempre nos din que si, pero só nos dan corda para que corramos», precisa otra de las habitantes del núcleo.

Estos ciudadanos de Ribeira consideran que el lugar en el que viven merece que el Ayuntamiento realice una inversión: «Como se está a facer ultimamente en varios sitios do municipio, pero aquí aínda non chegou nada». Reclaman un acceso digno porque, manifiestan, en los últimos años no se ha hecho nada por el lugar.

Otra de sus demandas es la construcción de un parque de juegos infantil. Explican que una de las vecinas cedió el terreno para la construcción de un espacio en el que los pequeños pudieran jugar: «Pedímoslle unhas randeeiras, pero nada». Indican que los fines de semana se juntan en el lugar hasta media docena de niños de edades comprendidas entre los 1 y 10 años: «Non teñen onde xogar e temos que levalos a Ribeira ou a Bretal. ¿E logo non terán dereito a un sitio aínda que sexa só cun tobogán?».

Comentan que en el terreno cedido en su día para habilitar un recinto de juegos, el Concello colocó un cruceiro en el medio, pero ni un balancín para los pequeños: «Nin tan sequera veñen cortar a maleza, mira como está isto».

Concurrencia

Los fines de semana, los parientes de quienes todavía residen en Casanande acuden al lugar con sus hijos y, en verano, las estancias son mucho más prolongadas porque los pequeños están de vacaciones.

Los vecinos aseguran: «Todo son ofrecementos pero, chegado o momento, nada de nada». Algunos tienen confianza en que tantas reclamaciones algún día verán su fruto, pero otros afirman: «Non facemos nada, que non lles importamos».

Los más jóvenes consideran que lo que se pide no es algo que constituya una inversión demasiado elevada y consideran que es perfectamente asumible: «Trátase de arrombar os accesos».