Desde primeras horas de la mañana de ayer, las inmediaciones del mirador de Couso, en Aguiño, eran un ir y venir de coches y de gente cargando neveras, empanadas y sillas. Y es que, horas después, el lugar sería el escenario de la multitudinaria Romaxe de Crentes Galegos, a la que la organización calcula que asistieron más de 5.000 personas.
Así lo confirmaba ayer Unai González, presidente de la Asociación Cultural, Recreativa e Veciñal Manuel Lorenzo Mariño que, junto con la agrupación Irimia, se encargó de tener todo a punto para la celebración de la romería, que este año, y por tercera vez, se celebró en Aguiño.
La parroquia ribeirense cumple las bodas de oro, un hecho que hay que festejar por todo lo alto. «Estamos desbordados, tiñamos confirmada a asistencia de 30 autobuses e calculamos aparcadoiro para 600 coches, pero agora temos que botar man doutros lugares», apuntó González, minutos antes de que diera comienzo el acto de confraternidad que se iba a celebrar en el lugar y en el que participaron un buen número de creyentes.
Los fieles, llegados desde diversos puntos de Galicia en más de una treintena de autobuses e innumerables coches particulares, fueron recibidos por los responsables de la organización y agasajados con productos de la zona, como mejillones y vino blanco, que en esta ocasión tenían un significado especial: la unión y el hecho de compartir, de no ser egoístas con los demás.
Una eucaristía diferente
La eucaristía, que estuvo dirigida por Xavier Blanco, empezó pasadas las doce y media de la mañana y en ella participaron, además del grupo gallego A Quenlla, numerosos vecinos de la parroquia de Aguiño, que no solo recordaron la historia de la localidad, sino que también homenajearon a su gran benefactor: Paco Mariño, como ellos le llaman, que falleció hace cinco años.
La participación y la entrega del público fue total, sobre todo a medida que avanzaba el acto litúrgico, en el que el agua y la música cobraron gran protagonismo.
Y es que, además de rezar un peculiar evangelio y cantar el Noso pai galego acompañados de A Quenlla, los asistentes a la romería hicieron la señal de la cruz con una mezcla de aguas procedentes de toda Galicia, Tras el acto religioso, que terminó con el himno gallego, dio comienzo la comida campestre que se extendió durante más de dos horas.