Ánxela Franco, habitualmente de lengua mordaz, se mostró ayer muy comedida. Su discurso, con el del alcalde entrante, fue el que estuvo revestido de más sosiego y solemnidad. Eso sí, dejó claras algunas cosas, como que el PP, hasta ayer, no estaba gobernando con la mayoría, sino en minoría «e despois de que o apoiasen nas urnas o 33% dos votantes». Luego, mientras los mismos que habían increpado a Quintáns le gritaban «mentireira, falsa», se encargó de defender el papel del BNG. Así, sacó pecho diciendo: «O BNG prometeu na campaña electoral que xamais ía facer alcalde ao señor Ramón Quintáns e así o cumpriu. Hoxe non vai ser el alcalde. Non estou de acordo coa política que se fixo no anterior mandato, e esa política non se vai repetir».
A partir de ahí, y pese a las constantes interrupciones por parte del público, esbozó algunos de los proyectos que van a ser prioritarios para el bipartito. Habló, por ejemplo, de consensuar presupuestos y de conseguir sacar adelante el plan urbanístico. Coincidió con Pastor en que el PP debería ayudar para que la Xunta apoye con inversiones a Porto do Son. Y terminó con un ofrecimiento al respetable: «Ofrecémonos para escoitarvos a todos, gústennos ou non as vosas opinións. Desexo que a nosa labor sexa frutífera».