Hay una razón de peso que explica por qué no deben tirarse al fondo del mar los deshechos procedentes de la actividad pesquera y mitilicultora: la pérdida de calado en la zona que, a la larga, afecta al fondo marino. De hecho, el área en la que supuestamente se han realizado los vertidos de deshechos tiene una profundidad de unos cuatro metros, con lo que, si no se pone coto a este tipo de actividades, es probable que en poco tiempo sea necesario hacer un dragado del puerto. Por otro lado, la dársena de Cabo de Cruz tiene una peculiaridad añadida que le da, además, un gran valor ecológico: las obras sacaron a la luz una de las mayores colonias gallegas de una especie de coral conocida como «maer».