La organización cifró la asistencia en alrededor de dos mil personas
15 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Bajo el lema «A sanidade pública non se vende» se manifestaron ayer en las calles de Ribeira alrededor de dos mil personas, según la organización. Se unieron para protestar en contra de la intención del Sergas de que una fundación se encargue del servicio de diálisis en el hospital de Barbanza, y lo hicieron con mucho ruido y gritos con los que pretendían que los afectados y sus familiares no se sintieran solos en esta lucha. La de ayer se presentó como la más grande, pero no la última de las movilizaciones en contra de las pretensiones del Administración autonómica.
Partieron del centro de salud del municipio, donde las gaitas anunciaron a los vecinos que la manifestación estaba a punto de empezar. A su paso por el Malecón, la plaza do Peixe y la calle 9 de agosto cortaron el paso a los vehículos. Alzando la voz al unísono con la frase «No nos mires, únete» para incitar a los vecinos que se encontraban en las terrazas a formar parte de una movilización que ayer quiso dejar claro que la posibilidad de que una fundación sea la que atienda a los enfermos en el hospital barbanzano no es la única solución ni, para ellos, la mejor.
Apoyo masivo
Y es que, por el momento, más de una decena de personas deben desplazarse tres días a la semana a Santiago para que se les ofrezca esta atención nefrológica. Ayer, sus familiares las acompañaban en el recorrido y aseguraron que aunque el futuro se presenta incierto no pueden dejar de luchar para mejorar la calidad de vida de sus seres queridos. Políticos, representantes sindicales y alcaldes de diferentes concellos de la comarca también quisieron arropar a todos aquellos que lejos de querer la «privatización» del servicio demandan que se amplíe el que se ofrece en la actualidad en el centro hospitalario.
El grupo de manifestantes, liderado por los miembros de la plataforma comarcal en defensa de la sanidad pública, estaba formado además por cerca de una veintena de colectivos vecinales, asociaciones, el comité de empresa del hospital y otras plataformas gallegas, entre la que destacó la ourensana. Esta estaba formada por más de una treintena de personas que caminaron siempre a la cola de los centenares de ciudadanos que se echaron a las calles ribeirenses, pero que se hicieron también oír.
El recorrido finalizó frente a la casa consistorial. Allí los gritos dieron paso a las palabras recogidas en un manifiesto que se encargó de leer una de las enfermeras del servicio de diálisis del hospital, Marián Rey.
Manifiesto
Comenzó esta trabajadora su discurso señalando que la sanidad pública es sinónimo de solidaridad, y que debe garantizar que cuando una persona la precisa se le ofrezca una atención de calidad. Para ella, que una fundación trate a los enfermos de Barbanza no es lo mejor para quienes ahora tienen que desplazarse a la capital gallega, y aseguró que para ofrecer aquí la atención de la diálisis solo sería necesario un médico, dos enfermeras y un auxiliar de enfermería.
Destacó también que los gastos de ambulancias compartidas y las molestias que para los enfermos supone tener que viajar a Santiago para someterse al tratamiento tienen un coste mayor al que supondría privatizar el servicio. Que seguirán luchando fue la última proclama.