La situación que están viviendo los hosteleros y propietarios de los campings en Porto do Son no tiene lógica. Ellos pagan impuestos, cumplen la normativa medioambiental y ofrecen un servicio regulado frente a un colectivo que además de ocupar un espacio, en muchos casos lo degradan y ponen en riesgo con hogueras. Por eso, es de sentido común que pidan soluciones.