A la vieja usanza

Juan Ordóñez Buela

BARBANZA

10 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Los nuevos alcaldes que salieron de las urnas el 22 de mayo, se están quitando de encima a un buen número de trabajadores de la casa consistorial. No se trata de funcionarios. Ni de cargos nombrados a dedo; esos que siempre se cuelan de rondón por la puerta falsa sin necesidad de examen y sin oposición alguna. Tampoco descabalgan a los técnicos de confianza: aquellos señoritingos y damiselas que reposan sus carnes en el eskay de sus despachos después de sospechosas entrevistas.

Los ayuntamientos, a la hora de ahorrase el chocolate de loro y mientras funde como nata el dinero para las fiestas del pueblo, se decide por lanzar a las graveras del paro a los más débiles. Alos que por inusitada frecuencia resultan ser los que más curran en la corporación, porque su salario depende de un hilo. A aquellos que, por se fijos y de nadie, ni siquiera levantan de la silla a los sindicatos municipales. Se quita de en medio a los contratados del desempleo. A los temporeros. Y mientras los echa se queda con la cara de los interinos del INEM, los eternos aprendices. Esa gente que les ha salido barata porque el Ayuntamiento, como una empresa más, no ha dudado un ápice en llevarse las subvenciones que el Estado regala por fomentar el empleo.

Por rescatar del paro a esas personas que, al pillarlas como si fueran un bote de detergente, obsequian por cabeza varios miles de euros del ala.

Y así, con toda la tranquilidad del mundo, y sin temblarles apenas el pulso, nuestros ediles depositan en el buzón los preavisos de despido. Empujan al foso a los contratados y rumian a la luz de un flexo sobre la convivencia económica de arrojar con ellos también a los interinos. Lavándose las manos con la misma gracia que hace cuatro años, cuando después de meterse al coleto una mariscada, pasaban a la corporación las facturas de sus anónimos almuerzos y cenas. Manteniendo sin pudor en su sitio, eso sí, a ese formidable batallón de amiguetes con carné de partido que se levantan una pasta.