Vivió 25 años con un solo riñón y tuvo que someterse a diálisis durante más de dos por las complicaciones que le surgieron en el que le quedaba. A este vecino de Ribeira, que cumplirá en unos días 49 años, la vida le dio un giro de 180 grados cuando le llamaron hace seis meses del complejo hospitalario de Santiago para decirle que podría ser compatible con un donante.
-¿Cuánto tiempo estuvo en lista de espera?
-Un año y medio, hasta que un día me llamaron, me hicieron las pruebas y me operaron, todo en el hospital Clínico de Santiago. Como mi grupo de sangre es el cero negativo, los médicos ya me habían anunciado que la espera podría ser más corta que en otros casos, ya que es un tipo con el que poca gente es compatible.
-¿Cómo reaccionó a la operación?
-Bastante bien, aunque a los once días tuve un pequeño rechazo y tuve que permanecer ingresado. Después me sometieron a revisiones periódicas una vez al mes y así será hasta que se cumpla un año de la operación. El trasplante de riñón me cambió la vida por completo. Antes tenía que hacer sesiones de diálisis y controlar hasta la cantidad de agua que bebía. Ahora me cuido, pero puedo llevar una vida normal.
-¿Cómo vivió su familia todo este proceso ?
-Hasta que te toca de cerca no sabes la importancia que tiene ser donante de órganos. Mis hijos se hicieron la tarjeta después de mi caso. Y yo también voy a donar los órganos, porque me he informado y los médicos me dicen que puedo hacerlo.
-¿Qué le diría a esos barbanzanos que dudan si dar el paso de hacerse donantes?
-La falta de información es el principal problema para que la gente se anime. Hasta que lo vives no sabes la importancia que tiene para las personas que lo necesitan.