Los gallegos, con razón, criticaron a Magdalena Álvarez, aquella ministra socialista de carácter airado, cuando dijo que el Plan Galicia era un «plan de mierda». Lo peor del asunto es que con el paso de los años esa aparenta ser la única verdad que se dijo sobre esta faraónica inversión. El dinero prometido en su mayoría no llegó. Las obras no se hicieron. Y a estas alturas se le puede dar por muerto.