El caso de la explosión de la pirotecnia de Coristanco sigue sin resolverse dos años después
CORISTANCO
La crónica negra de la Costa da Morte está de aniversario, pues hoy mismo se cumplen dos años de la explosión de la empresa Pirotecnia Calvo, en Silván (Coristanco). El 15 de julio del 2006 sobre las ocho y cuarto de la tarde, los vecinos de Coristanco y Carballo sufrieron un gran sobresalto por la potente explosión, producida, probablemente, por las altas temperaturas.
El negocio de Coristanco quedó completamente destrozado. Además, la onda expansiva afectó a más de doscientas casas y un colegio. También el complejo de la empresa maderera Unemsa sufrió las consecuencias de la explosión, provocó un conato de incendio y obligó a parar la producción.
Los daños causados se cifraron en 1,3 millones de euros. El complejo, en virtud de un acuerdo adoptado por la corporación municipal de Coristanco, jamás reabrirá.
El propietario de la empresa, José Luis Calvo, está pendiente de juicio, ya que fue demandado por el Concello de Coristanco y por el de Carballo. El empresario no tenía licencia de actividad ni tampoco seguro.
Sin embargo, el mes pasado se daba a conocer que el propietario de la Pirotecnia Calvo pretende abrir en Niveiro, en Val do Dubra, un polvorín para guardar cinco toneladas de explosivos. En el depósito se incluirían los artificios de categoría 4, legalmente considerados «de alto riesgo». La iniciativa se encuentra ahora en fase de alegaciones. Este material llegaría para organizar el tradicional espectáculo nocturno de los fuegos artificiales en las fiestas del Apóstol durante ocho años. El año pasado en esas fiestas ardieron 638 kilos de pólvora.