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Solo dos de los barcos de la flota de Martín Padilla han sido explorados

E. E.

CARBALLO

26 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Cuatro siglos y doce años después, una parte de la flota de Martín Padilla llegó, por fin, a puerto. No a Irlanda, para luchar contra los ingleses, como estaba previsto cuando Felipe II la hizo zarpar en octubre de 1596 desde Lisboa y Sevilla, sino a Fisterra. Ni arribó por sus propios medios ni llegaron los centenares urcas y galeones que la componían, tan solo dos viejas ruedas de cañón rescatadas por un equipo de submarinistas e izadas a puerto con todo cuidado.

Los dos elementos fueron recuperados por la empresa Archeonauta, del arqueólogo subacuático Miguel San Claudio, en colaboración con especialistas de Buceo Finisterre, como parte de un plan de catalogación y recuperación del patrimonio submarino encargado y financiado por la Dirección Xeral de Patrimonio.

Cerca de Sardiñeiro

Los dos elementos fueron recuperados del fondo del mar, de los restos de un pecio localizado años atrás frente a las costas de Sardiñeiro.

Aunque la misión de los submarinistas es, ante todo, catalogar y documentar pecios, también retiran de los fondos marinos aquellas piezas que sean sensibles de ser expoliadas o, como en este caso, de sufrir un mayor deterioro, enviándolas después al Museo do Mar de Vigo, el único centro de Galicia especializado en la recuperación de restos arqueológicos submarinos.

La recuperación de las dos ruedas fue un trabajo que llevó a los submarinistas buena parte del día. Cuenta el arqueólogo Miguel Sanclaudio que una vez identificados los objetos, se suban a flota mediante un globo hidrostático, una especia de flotador que se hincha en el fondo del mar cuando la pieza está convenientemente estibada.

Con ese sistema, las dos ruedas de cañón fueron sacadas a flote y remolcadas con una lancha hasta el puerto de Fisterra, donde fueron izadas a tierra mediante una grúa y depositadas en sendos contenedores con agua de mar para ser llevadas así hasta el Museo do Mar de Vigo.

Los barcos de Martín Padilla constituyen una de las flotas hundidas más interesantes del patrimonio arqueológico submarino de Galicia. Se sabe que la componían cientos de barcos y que entre 20 y 25 naves se fueron a pique durante un temporal.

Hasta el momento, han sido hallados, explica Sanclaudio, cerca de media docena, pero tan solo dos han sido explorados. Los trabajos de localización del resto de los pecios continuarán y es posible que se recuperen más elementos si aparecen nuevos restos en otros lugares de la costa.