Ayer no hubo manifestaciones ni público en Fisterra para ver el final de la casa ilegal de Calcoba. Después de años de concentraciones vecinales, recogidas de firmas y protestas, nada se podía ya hacer por evitar la ejecución de la sentencia del TSXG que desde hacía años ponía fin a la vivienda.
Los recursos interpuestos lograron mantener la casa en pie cerca de seis años, hasta que el Tribunal Supremo confirmó el fallo del TSXG. Desde entonces en Fisterra se sabía que no había otro fin para la vivienda que su desaparición. La primera empresa contratada para la demolición solo contribuyó, con sus demoras, a prolongar la agonía con falsas esperanzas. Aunque la firma no cumplía con los términos del contrato firmado, los juzgados apremiaban al Concello de Fisterra para hacer cumplir el fallo del TSXG.
Dos contratos
Finalmente, el Ayuntamiento contrató a otra compañía, EDO Excavaciones de Dios SLU, para hacerse cargo del derribo. Lo hicieron en el plazo fijado en la oferta, menos de diez días desde la contratación, cumpliendo con todas las medidas y presentando el correspondiente plan de seguridad, trámite que le faltó a la primera firma que se iba a hacer cargo del proyecto. La primera y única vez que sus operarios se presentaron en Fisterra lo hicieron sin la documentación en regla. Los nuevos encargados de la demolición no fallaron y con los papeles correspondientes empezaron la semana pasada a retirar las tejas. Además, debían separar las partes del aislante de la cubierta y los componentes que pudieran contener amianto, un material tóxico que requiere un tratamiento separado como residuo.
Con esa labor completada el viernes pasado, solo quedaba que la pala hiciera el resto. Ayer tres operarios y una pala de la empresa echaron abajo paredes y muros. La casa, que resistió en pie casi quince años de juicios, no duró más que unas horas ante el acero de las palas.
Dos agentes de la policía local fueron prácticamente los únicos testigos del derribo. Al contrario que otros días, ayer no hubo muchos vecinos contemplando la operación.
Ahora solo falta que la compañía retire los cascotes que quedan, algo que, probablemente, completará esta semana.De este modo, el solar quedará libre, tal y como determinaba el TSXG.Al lado sigue en pie la vivienda del vecino que promovió el pleito. Él logró legalizar la suya tras una denuncia de los propietarios de la casa demolida, pero ellos no consiguieron aplicar las reformas necesarias para conseguir adaptar la suya a la normativa urbanística.