El entorno de la playa de A Ribeira, en Fisterra, acoge algunas de las joyas históricas de la Costa da Morte, como el castillo de San Carlos, sede del Museo da Pesca. Y también algunos de los ejemplos de feísmo menos deseables desde el punto de vista arquitectónico, por el que parece que no pasan los años.
Y, sin embargo, ya han transcurrido unos cuantos desde que comenzó su construcción, que tiene dos épocas diferenciadas. La primera se remonta a 1982, según diversas fuentes consultadas, incluidas las municipales. Fue hace 27 años cuando se realizó el desmonte en el terreno que debería albergar el inmueble, actuación que no tuvo fortuna ya que en los trabajos se derribó una parte de una casa anexa. Hubo que llegar a arreglos para solucionar estos primeros problemas.
Los segundos comenzaron en torno a 1992, momento en el que se le concedió licencia de acuerdo con las normas urbanísticas provinciales, entendiendo que se trataba de suelo consolidado apto para bajo, dos y ático. Pero el proyecto fue rechazado, porque se presentaba el primero y no el modificado.
En el año 1999, cuando Valentín Castrege (ya fallecido) regresó a la alcaldía tras ocho años de tripartito y dos regidores distintos, las obras comenzaron de nuevo, atendiendo atendiendo de nuevo a las líneas maestras originales, así que de nuevo se negó el permiso municipal. Entró esta vez en liza la legislación de Costas, ya que supuestamente se incumplían los límites legales. Empezó ahí una batalla de recursos y más recursos, pero no hubo más cemento. Lo que quedó fue una enorme mole de ladrillo situada en un entorno privilegiado, que al menos está vallada. A pocos metros se celebra el mercadillo, y en las fiestas de Carmen desfilan en frente soldados de la Armada de Ferrol.
¿Es posible legalizar este edificio? La licencia está prescrita, así que habría que conceder una nueva, con un proyecto acorde a las normas. El alcalde, José Manuel Traba, señala que hay que tener en cuenta nuevos factores, como el plan especial del casco histórico, que impone unos requisitos severos en la construcción, y que en este, como en el reto de casos, hay que analizar todas las circunstancias.
Hay un factor más: la delimitación de Costas. Medio Ambiente ha realizado los trabajos deslinde en todo el litoral que, aunque no son aún definitivos, también imponen restricciones en la construcción.
Por otro lado, el edificio de A Ribeira no es el único ejemplo de feísmo en la localidad. Basta darse un por la zona vieja (lo mismo puede decirse en Corcubión, aunque ha habido mejoras notables) para comprobar que el esplendor de antaño está ruinoso en algunas esquinas.