María Marcote Boullosa es ya una de las supercentenarias de Galicia. Ocupa, en principio, el quinto puesto, tras dos mujeres de 109 años de Lugo y Ourense, otra de 108 a punto de los 109 (también de Ourense, las tres son los últimos testimonios vivos del siglo XIX, que acabó en 1900) y una lucense con 108 cumplidos en abril. Es un puesto de honor que hay con alguna cautela, ya que la inexistencia de un registro oficial complica la obtención de datos, e incluso en los casos en que existe constancia se producen a veces errores debido a las diferencias que, antaño, se producían entre el momento del nacimiento y la fecha de la inscripción en el registro. Lo que es absolutamente seguro es que la fisterrana ocupa uno de los principales puestos de longevidad en Galicia. Tiene 107 años y a finales del mes que viene cumplirá los 108. Es, desde hace mucho, la mayor de la Costa da Morte y hasta de la provincia de A Coruña.
En la comarca, su liderazgo se ha incrementado aún más, tras los fallecimientos, durante este año, de tres de las mujeres que le seguían, dos de ellas en Muxía y otra en Ponteceso. Además, la semana pasada falleció el hombre más longevo de la zona, un vecino de Berdillo al que le faltaba un mes para cumplir los 104.
En estas circunstancias, el segundo puesto de honor en la zona en la actualidad corresponde a Avelina Mouzo, de A Ponte do Porto, quien a finales de diciembre cumplirá los 105. Con 103 la lista ya es más larga (tampoco mucho). La que sí es relativamente extensa en Galicia es la de las personas que tienen 107 años.
Otro de los casos más significativos, con una relevancia insólita en todo el territorio gallego, es el de la parroquia cercedense de Rodís, donde en la actualidad reside María Fariña Golán, 104 años cumplidos a principios de agosto, y otras dos con 103: Manuela Golán Juncal, 103 desde el 1 de enero, y Jesusa Suárez Gómez, la misma edad desde el día 9 de ese mes. Y aún hay una centenaria más que puede ir por el mismo camino. Ya es curioso además que el que durante un tiempo largo fue el hombre má vetereano de Galicia, Cándido Gómez, también era de Rodís. Pero del Rodís de Lalín.
Si el ritmo se mantiene, el Rodís de Cerceda podría seguir la misma senda que Vilastose, la pequeña parroquia de Muxía en la que una gran cantidad de residentes fallecieron pasados los 100 años o muy cerca de ellos, con los conocidos casos de cuatro hermanas. Un paseo por el tranquilo cementerio de esta parroquia de apenas 400 habitantes, desde el que se divisa la llamativa campana separadade la iglesia, es muy ilustrativo a este respecto.