Mientras la Costa da Morte no tenga un nivel de desarrollo económico, social y cultural parejo al de otras zonas de Galicia, seguirá dando mano de obra al mundo. El 20% de nuestros vecinos tienen que ganarse el pan fuera de su tierra. La mayoría se han visto forzados a marcharse. La obligación de los poderes públicos es evitar que la gente se vaya por necesidad.