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Más de la mitad de los concellos tienen normas urbanísticas de los años noventa

La Voz

CARBALLO

21 ene 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Menos de la mitad de los ayuntamientos de la Costa da Morte han conseguido aprobar sus planes generales de ordenación municipal, a pesar de que la Lei de Ordenación Urbanística e Protección do Medio Rural de Galicia (Louga), del 2002, establecía un plazo máximo de cuatro años, hasta enero del 2006, para hacerlo. Lejos de adaptarse a la legislación, en diez municipios de la zona siguen vigentes planeamientos de los años ochenta y, sobre todo, de los noventa. El más antiguo es el de Camariñas, que solo cuenta con una delimitación del suelo urbano que data de 1981, aunque el año pasado fue aprobado de forma inicial el PGOM.

De 1989 son las normas subsidiarias de Corcubión, donde también está en tramitación un nuevo planeamiento. Sin embargo, uno de los casos más llamativos es el de Dumbría, que ni siquiera tiene normativa propia, sino que se rige por las directrices provinciales y tiene paralizada desde el 2006 la tramitación del PGOM.

Todos estos datos han sido recogidos por el Colegio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG) en su informe anual, en el que hace hincapié en la necesidad de que los concellos «sexan conscientes da importancia que ten crecer de forma ordenada para garantir un desenvolvemento e mellor calidade de vida no futuro», aparte de ofrecer una mayor «garantía xurídica» a los usuarios finales de la edificación.

Los ayuntamientos de la Costa da Morte no suponen una excepción en Galicia, aunque un análisis de los datos por comarcas refleja una situación especialmente preocupante en la de Fisterra, donde ni uno solo de los cinco municipios que la integran dispone de un planeamiento urbanístico integral, una figura que los arquitectos gallegos consideran especialmente necesaria en los concellos costeros, como es el caso de los fisterráns. Es más, tanto en Fisterra como en Muxía se ha producido tanto retraso en la tramitación de sus PGOM que en ambos casos ha concluido el período máximo de suspensión de licencias, lo que significa que las actuaciones urbanísticas que se hagan a partir de ahora podrían entrar en colisión con los planeamientos o, en el peor de los casos, hacerlos inviables.

Cruz y cara

La lentitud es, de hecho, otra característica de la tramitación de los planes generales, hasta el punto de que en la Costa da Morte no resulta extraño que un documento de estas características tarde una década en entrar en vigor. Los sucesivos cambios en la legislación autonómica y estatal tampoco ayudan a la estabilidad normativa.

La cara positiva del año recién finalizado es la aprobación definitiva, aunque pendiente de una modificación por parte del Ayuntamiento, del PGOM de Laxe. Es el segundo de la zona, tras el de Zas, adaptado a la Louga, y el primero de un municipio costero. En toda la comunidad autónoma, de hecho, solo hay otros cuatro.