El Nobel que quería ver Fisterra

Harry Dorial / M. P. Valle redac.carballo@lavoz.es

CARBALLO

26 may 2010 . Actualizado a las 02:55 h.

¿A que suena raro? Harold Walter Kroto , Premio Nobel de Química en 1996, estuvo ayer en Fisterra, como otros colegas en los últimos meses y años que han acudido a la localidad de la mano de Jorge Mira , responsable del programa Conciencia, que es el que los trae en su labor divulgadora de la ciencia. Quería venir Sir Harold (la reina le concedió esta distinción) y también los demás, ya que ninguno pone objeciones (al contrario) a la visita, que incluye recepción de las autoridades locales, firma en el Libro de Oro, visita al interior y al exterior del faro (de nuevo Agapito Mendoza mezcló amabilidad con precisión técnica) y comida. Ayer, además, el químico y su esposa quisieron conocer la lonja y el pueblo.

Entonces, si todos quieren venir, ¿dónde está la novedad?

Resulta que Harold creció escuchando la radio a través de la BBC, y lo hizo durante muchos años. Siempre, siempre, esperaba a que diesen el tiempo en el mar, y entonces oía la predicción para Finisterre. Y siempre quiso conocerlo. Pese a que ha viajado mil veces por todo el mundo, pese a que lo invitaron a España en más ocasiones, nunca había tenido la oportunidad de recalar en Galicia, y menos en Fisterra, de ahí su alegría, y tal vez algo de emoción. Por supuesto, hizo constar esta circunstancia en el libro de honor. El alcalde José Manuel Traba , por su parte, le entregó una reproducción de un peregrino, con el lema Fisterra, Fin do Camiño, acompañado del concejal de Cultura, Santiago Insua Esmorís-Recamán , y del edil Ramón Redonda. Durante la comida en el Centolo, atendidos en inglés (ojalá fuese algo general) ofreció una lección magistral (adaptada a las circunstancias) sobre su trabajo. Kroto pasará a la Historia (ya ha pasado) por ser el descubridor del tercer estado conocido del carbono y de los fulerenos, tan importantes en la nanotecnología.

Siempre que se conserve la salud, es una gozada cumplir años, porque cuando uno se va haciendo mayor pierde la vergüenza y no tiene reparo alguno en hacer aquellas cosas a las que antes no se atrevía. Es envidiable cuando se conoce a alguien ya entrado en años que, aprovechándose de los muchos cursos que organizan los ayuntamientos y asociaciones, deciden liarse la manta a la cabeza y aprender a hacer aquello que siempre les ha gustado y para lo que no han tenido tiempo. Otro ejemplo: los participantes en los cursos de manualidades que se impartieron en las parroquias de Coristanco. No todos eran jubilados, pero tampoco unos niños. El caso es que se han convertido en unos «artistazos» y lo demostraron ayer en la inauguración de la exposición que ya puede verse en el edificio de Servizos Múltiples. El alcalde de Coristanco, Antonio Pensado Plágaro , y la concejala de Cultura, Clarisa Couto Castro, fueron los encargados de abrir la muestra, que incluye los trabajos (auténticas obras de arte) que los alumnos realizaron a lo largo del último semestre.