La presencia de turistas en la Costa da Morte ha disparado la actividad de los furtivos. En la mayor parte de los casos se trata de vecinos de la zona que no cogen grandes cantidades, pero que las comercializan sin ningún tipo de control por las calles o establecimientos de hostelería.
Una de las actividades más peligrosas se desarrolla desde hace unos años en la playa de Camelle y se ha incrementado con la llegada del buen tiempo. La prolongación del dique parece haber estabilizado un banco de almeja fina que hay en el arenal, pero que desaparecía periódicamente. Ahora hay mayor cantidad y ha dejado de ser un recurso para los vecinos, que las recogían para hacer un arroz o la comida del domingo.
Ahora empiezan a sacarse cantidades bastante destacables que, además, se comercializan sin ningún tipo de control sanitario. No se realizan pruebas de presencia de toxinas, bastante frecuentes en verano, por lo que los consumidores ponen en riesgo su salud.
La cofradía no se han planteado la posibilidad de explotar este recurso de forma legal. Para la presidenta de los mariscadores de Camariñas, Lola Bermúdez, sería lo más conveniente, porque permitiría obtener ingresos a un grupo de personas y además garantizaría que la almeja que se extrae de este lugar se encuentra en condiciones de ser consumida.
Langosteira
Otro lugar en el que la presencia de furtivos es constante es la playa de Langosteira, en Fisterra, donde hay un banco importante de almeja. Ya se han producido intervenciones de los guardacostas en la zona, pero el precio que estos productos llevan en verano y la mayor demanda hacen que sea una actividad muy atractiva. En este caso tampoco se preocupan por furtivos por las toxinas, lo que puede ser peligroso.
Más preocupante es la extracción irregular de bivalvos en la ría de Corcubión. Esta zona está calificada como C por el alto nivel de contaminación que presenta. A pesar de todo, los furtivos siguen actuando. Hace ahora dos años incluso robaron almeja que se encontraba en fase de depuración junto a la playa de Quenxe.
En Corme preocupa ahora la protección de un banco de coquina que ha aparecido junto a la playa de Balarés y que la confradía de pescadores tiene la intención de explotar e incluir a los planes marisqueros del próximo año.