Este verano está siendo extremadamente seco. De hecho, desde el 21 de junio, fecha en que comenzó el estío, ha caído la mitad de la lluvia que se registró el año pasado solo en julio. Sin embargo, la palma se la está llevando agosto. En lo que va de mes, el agua recogida en las estaciones meteorológicas de la zona ha sido solo la sexta parte de la que se obtuvo en las mismas fechas del 2009.
En julio sí hubo un día que puede considerarse lluvioso. Fue el día 8, y en esa jornada se registraron poco más de 20 litros por metro cuadrado, más o menos la mitad de todo el mes. Por contra, agosto está siendo muy parco en precipitaciones. La mayor cantidad corresponde al día 4, y no llegó al litro y medio. De hecho, desde que comenzó este mes solo se han recogido seis litros.
Además, aunque no ha habido más horas de sol que en años anteriores, sí ha sido mayor la insolación. Los meteorólogos utilizan este término para hablar del coeficiente que relaciona el número de horas reales y el número de horas teóricas de sol. Así, si está despejado es 100 y si está nublado, 0. Teniendo en cuenta esto, el presente verano está siendo el más soleado de los últimos cuatro, sobre todo por lo que se refiere al mes de agosto, en el que el 57% de los días ha lucido el sol, frente al 53% del año pasado y al 46% del anterior. En el 2007, el porcentaje fue del 52.
Toda está situación empieza a provocar problemas importantes en los cultivos. El más afectado es el maíz, que se encuentra en un momento crítico. Es ahora cuando la planta necesita agua para formar la espiga y que esta tenga suficiente harina. En el caso de que esto no ocurra, los granos quedarán arrugados, lo que supondrá una importante descenso de la calidad del silo.
De hecho, en algunas zonas ya se están dando problemas para la formación de la espiga y muchos agricultores temen que no llegue a hacerse. Los terrenos más secos y soleados son los que tienen un problema más grave.
Para los ganaderos de la la Costa da Morte el silo de maíz es fundamental. Debe durar buena parte del invierno con el fin de garantizar la alimentación de los animales y, de este modo, de abaratar los costes de producción, algo imprescindible en un momento en que el precio de la leche se mantiene demasiado bajo. Además, ya se sabe que subirá el precio del pienso, lo que aún hace más complicada la situación.