Nervios y algunos enfados en el mercado de Carballo

S. G. CARBALLO/LA VOZ.

CARBALLO

16 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El mercado de abastos de Carballo tenía, ayer por la tarde, el trajín que lo caracteriza una mañana habitual de trabajo. Pero con una enorme diferencia: los placeros, en vez de prepararse para la venta inmediata, tomaban contacto directo con sus nuevos puestos de la planta baja, tras haber pasado seis meses en el sótano mientras duraban las obras.

Hoy por la mañana todo debería estar listo, pero viendo algunas caras ayer, eso parecía difícil. Por ejemplo, la de la panadera Ana Mesejo, realmente molesta por el poco espacio del que va a disponer: «Aí non me colle nin o cesto do pan», se quejaba. A su lado, el alcalde, Evencio Ferrero, le explicaba el proceso seguido y la necesidad de tener cinco puestos a la venta, razón por la que el espacio disponible era el que era. Cerca, uno de los responsables de la frutería Mitos parecía que lo llevaba mejor. «O malo son as présas, señalaba». Cierto, todos se movían muy rápido.

En la pollería Maruja trataban de hacerlo, pero el encargado decía que la puerta no se lo permitía mucho: de nuevo, los problemas de espacio. Casi a su lado, un carnicero prefería no hablar: «Estou tan cabreado que non sei o que diría». Pero algo sí que cuenta: «Non temos sitio abondo e isto está moi sucio». No le gusta el puesto que le ha tocado. Lo de los metros cuadrados era tónica entre muchos placeros: «É que non temos onde movernos», explicaba Dolores Mallo quien, por lo demás, decía que el resto estaba bien. En la carnicería Costa, la dueña decía, tranquila, que «hai que ir adaptándose».