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Los mariscadores de Fisterra protestan por el furtivismo

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO/LA VOZ.

CARBALLO

Los profesionales autorizados para recoger almeja en Langosteira se quejan de los que esquilman sus bancos

13 ene 2011 . Actualizado a las 02:00 h.

Dieciséis mariscadores de Fisterra que faenan en ocho embarcaciones tienen desde el 2 de enero permiso de la Xunta para recoger la almeja babosa y rubia que se esconde bajo la arena de la playa de Langosteira. Estos trabajadores se encuentran casi todos los días -en ocasiones, varias veces en una misma jornada- con buceadores furtivos que explotan este banco desde que fue detectado. Probablemente lo descubrieron los submarinistas que acuden al longueirón.

La riqueza de este arenal, en el que hace años también había coquina, despertó enseguida el interés de submarinistas de la zona, que cada vez son más atrevidos e incluso desafían a los guardacostas y a la Guardia Civil.

Detenciones

No son solo esos buceadores, porque ya ha habido detenciones de conocidos compradores de pescado y marisco (también de Fisterra) a los que se les encontró almeja. Uno de ellos fue perseguido por los agentes cuando intentó escapar con una furgoneta cargada de bivalvo.

Ahora, esos 16 tripulantes de las ocho embarcaciones que sí tienen autorización para recoger la almeja con la ayuda del raño, han decidido protestar mediante un comunicado. Recuerdan que el censo de permisos podría incrementarse en los próximos años, y se quejan de que los furtivos amenazan con esquilmar esta nueva riqueza submarina.

El temor no es, en absoluto, descabellado. Los furtivos acuden a la playa a plena luz del día, cargados con botellas de oxígeno y otros sistemas de suministro de aire, y trabajan durante horas. Los profesionales que tienen los permisos se quejan de que, después de sacar la almeja, «salen del mar alegremente y con total impunidad por el mismo lugar que han entrado».

Los mariscadores autorizados solicitan a la Consellería do Mar y al Seprona que acudan en su auxilio y pongan a buen recaudo a los furtivos. No es que las autoridades tengan abandonada la playa: en varias ocasiones se han realizado redadas, pero es como intentar parar el mar con las manos.

El caso de Fisterra no es, desde luego, el único ni el más grave. En una de sus últimas visitas a la Costa da Morte, la conselleira do Mar, Rosa Quintana, aseguraba que solo la colaboración ciudadana podría terminar con el furtivismo.

No será en Fisterra. El colectivo de mariscadores ha denunciado la situación, pero no a los infractores, a pesar de que, seguramente, conocen a la mayor parte.

En la Costa da Morte el furtivismo está aceptado por miedo o por connivencia. El furtivo es vecino y muchas veces no tiene nada que perder. Además, ¿qué vecino de puerto de mar no ha bajado a la playa por unos berberechos para el arroz? ¿O a las rocas por unos percebes para festejar una ocasión especial? Cuando nadie lo haga se acabará el problema.