Los concellos no pueden seguir siendo escenario de cacicadas y canchullos como los que aparecen en el sumario de la Operación Orquesta. Todas las empresas deben competir en pie de igualdad a la hora de adjudicar los contratos de obras municipales. Cualquier otro modo de manipulación de este principio debe ser desterrado de los consistorios. En caso contrario, el dinero público puede diluirse como la nada por los agujeros de las irregularidades.