El portavoz del PSOE de Fisterra, José Marcote, aboga por que el cementerio se ponga en marcha, entre otros motivos, porque «ten un valor intrínseco». Considera que se adapta bien al nuevo plan director del monte do Cabo que, como la necrópolis, fue diseñado por el arquitecto César Portela, al que califica como un «artista e profesional de prestixio». Marcote añade que el cementerio es necesario porque el existente junto a la iglesia está «saturado».
Modesto Fraga, portavoz del BNG, recuerda que siempre se manifestó a favor de esta obra: «É un atractivo turístico, ten prestixio internacional, é unha obra que vén dos tempos nos que o BNG formaba parte do tripartito, pensada para darlle máis valor ao pobo... Non aproveitala sería como tirar os cartos ao monte», explica.
El dinero invertido fueron 61 millones de pesetas, que al final, en la adjudicación, se redujeron prácticamente a la mitad, indica José Fernando Carrillo, ex alcalde centrista y entonces miembro del tripartito. Pero esa rebaja fue finalmente un lastre, ya que en las excavaciones apareció más granito del previsto, había que hacer menos obra y la Diputación aplicó la rebaja a otros proyectos en la provincia, pero para este no dio más dinero. Solución: menos nichos. Iban a ser 216, pero se quedó en 168.
Carrillo, ahora presidente de la asociación vecinal, dice que es una necesidad. «La gente se arregla con el que hay porque no queda otra, se reciclan nichos cada diez años, o se prestan entre familias, porque no hay suficientes». Cree que el supuesto rechazo de los fisterráns a esta obra «es una leyenda urbana», y pide que, para criticar, esperen a que el proyecto esté concluido, «porque no está». Aboga por sacar rendimiento a todos los millones de pesetas ya gastados, y que no se acaben muriendo entre pinos, silvas y tojos.