Hasta el mes de julio ya pasaron 1.400 caminantes más que en el 2010
18 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Si el año pasado fue de récord, este lo será otra vez en el Camiño de Fisterra. Las cifras no solo mejoran las del último Xacobeo, sino que amenazan con pulverizarlas.
La ruta se está convirtiendo de hecho en uno de los mayores atractivos de la comarca y en su mejor escaparate. Los números hablan solos. A lo largo de junio pasaron por el albergue de Fisterra a recoger la fisterrana 2.974 caminantes. El año pasado fueron 2.291 en todo el mes. Y era Año Santo.
A los que se llevan la fisterrana hay que sumarles los que se acercan hasta allí por otros medios. Son muchos los que llenan los autobuses procedentes de Santiago. Esos caminantes que llegan a la capital gallega a pie y hacen el último tramo en bus no computan en el registro, pero pasan igual ante el escaparate de la Costa da Morte. Y son miles. En los seis primeros meses del año van 7.258 fisterranas concedidas. En el mismo período del 2010 fueron 5.804. Y aún queda casi todo el verano por delante.
El Camiño muestra una pujanza imparable y se afianza como una de las arterias que aportan sangre económica a la comarca. Es, además, el mejor escaparate promocional con el que se podía soñar en la zona. Solo en los primeros 28 días de junio llegaron a Fisterra caminantes de 46 nacionalidades distintas. Los españoles de fuera de Galicia abundan, pero no son los más cuantiosos. Fueron 605 frente a los 642 alemanes que remataron la ruta. A razón de 23 diarios.
Italianos, franceses, portugueses, gallegos, holandeses, canadienses, suizos, británicos y coreanos siguen, por ese orden, en el registro de llegadas, en el que se incluyen viajeros de países como Taiwán, Malasia, Letonia, Lituania, Estonia, Finlandia y Bulgaria.
En Fisterra no se explican el motivo de la avalancha. Begoña Valdomar, hospitalera en la localidad desde 1997, lo atribuye a la «resaca» del Xacobeo. Hay más motivos, como las publicaciones que en Alemania y Corea del Sur difunden del Camiño de Santiago.
Lo que no sabe es cuál es el límite. Los establecimientos públicos ya están llenos a estas alturas y los privados afrontan un verano que se intuye próspero. Y demuestran que tal vez haya sitio todavía para más.
Este año, además, los peregrinos, por primera vez, no se mojan al pasar Vaosilveiro ni tienen que dar largos rodeos para evitar el río Castro. El nuevo puente ha facilitado el recorrido y, por lo que se ve, no le faltan usuarios.
En lo que va de mes de julio ha bajado un poco la afluencia, sobre todo porque, según explica Baldomar, cambia el perfil del caminante: menos jubilados y más jóvenes y personas de vacaciones. Sin embargo, la responsable del albergue público espera que a partir de esta semana se disparen de nuevo las llegadas. Incluso prevé alguna que otra aglomeración en los próximos días.